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Ximo Puig i Ferrer

«Hay que negociar con Madrid una quita de la deuda»

El aspirante del Consell tiene el reto de volver a convertir a los socialistas en alternativa y concentra todos sus esfuerzos, proclama, en «salvar» el autogobierno

Convocar unas primarias con la participación de ciudadanos era un arma de doble filo... ¿Es la última oportunidad del PSPV después de 20 años en la oposición?

El relato de estas primarias ha tenido tres momentos. El primero fue conseguir que nos dejaran abrir el proceso a ciudadanos, el segundo que se inscribieran unas 50.000 personas al margen de los militantes y, finalmente, lograr un éxito de participación en la jornada electoral. Hemos dado el primer paso para iniciar el cambio en la Comunidad con nuevas formas de hacer política. Frente a una democracia enferma y a la falta de credibilidad, es necesario darle la palabra a los ciudadanos. Y, en cierta medida, los socialistas valencianos nos hemos reinventado con este proceso.

¿Y va a tener continuidad después de dos décadas de mirarse el ombligo y de claves internas?

Por supuesto. Las primarias son una larga conversación con los ciudadanos que debemos mantener. Por eso hemos dedicado esta campaña a hablar de lo que queremos hacer para sacar a la Comunidad de esta situación de emergencia en la que se encuentra y ver cómo la podemos reconstruir. Desde que soy secretario general del PSPV todo mi proyecto ha ido encaminado a superar ese ombliguismo interno.

¿Habrá participación de los ciudadanos en la elección de los alcaldables del PSPV para 2015 como le piden, por ejemplo, dirigentes de Alicante y Elche?

Nos gustaría. Lo defendimos en la conferencia política y perdimos. Pero vamos a explorar todas las posibilidades para buscar una fórmula. En todo caso, la vía que hemos abierto para que los ciudadanos participen en mayor medida en las decisiones del PSPV y también en las del resto de los partidos es irreversible. Habrá participación en la elección de los candidatos locales pero aún no sabemos la manera.

Ya sabe que el comité federal del PSOE, en su día, vetó esa posibilidad de celebrar primarias abiertas en las ciudades. ¿Corren el riesgo de perder el impulso que han conseguido?

Hay que innovar. Por eso digo que lo vamos a intentar para la elección de los candidatos a las alcaldías. Pero, al margen de eso, antes de final de año, nos hemos marcado el objetivo de disponer de unos 100.000 activistas para impulsar el cambio en la Comunidad.

¿Es partidario de abrir la elección del resto de la lista o sólo reservan el proceso a candidatos?

Normalmente, las experiencias de primarias sólo se han aplicado a puestos ejecutivos...

¿Pero piensa utilizar ese refuerzo que le han dado las primarias para hacer sus listas de otra forma: sin presiones ni reparto de cuotas entre las familias del PSPV?

Lo fundamental es la legitimidad para el futuro y para liderar un gobierno que va tener que afrontar una gran transformación de la Comunidad. Voy a utilizar este proceso con la idea de tener, si cabe, más autoridad moral para afrontar ese reto.

¿O sea que las candidaturas del PSPV se van a hacer como toda la vida: con negociaciones, presiones de las familias...?

Las listas las van a proponer los órganos de dirección del PSPV, como está previsto. Pero yo creo, desde luego, que hay que incorporar sensibilidades diferentes. Mas que las listas, lo que tenemos que poner encima de la mesa son equipos solventes de gobierno. Y a partir de eso creo que ya estamos sumando a mucha gente al proyecto.

Ximo Puig ya es candidato del PSPV a la Generalitat. ¿Conoce usted la deuda que acumula actualmente la Comunidad?

Unos 33.000 millones, según el Banco de España. A mi lo que me preocupa son las obligaciones de gasto que ya están contraídas y que, según nuestros cálculos, seguro que llegan a más de 80.000 millones...

¿Y cómo piensa usted gobernar: pasar de una ventanilla de trámites a un Consell que mejore la vida de los ciudadanos?

Tenemos actualmente un Consell con menos capacidad de decisión real sobre los ciudadanos que cualquier comisión de gobierno de un municipio. Estamos en peor situación, en cuanto a acción política, que en la época del pregobierno autonómico. ¿Cómo podemos salir? Tiene que haber mucha más política para combatir esta situación de emergencia y tratar de atajar la crisis. ¿Qué vamos a hacer? Pactos de la Generalitat entre sindicatos, empresarios, universidades y partidos políticos. Quiero que hagamos un diagnóstico y estrategias compartidas en todo aquello en lo que nos podamos poner de acuerdo para hacer un plan de salvación del autogobierno. Hay que refundar la Generalitat. A partir de eso, es evidente que tenemos que reflotar económicamente la Comunidad con una cuestión esencial que es replantear nuestra relación con España a partir de tres cosas: un nuevo reparto de la financiación autonómica, reclamación de la deuda histórica y exigir un mayor volumen de inversiones al Estado.

¿Es necesario generar un «problema valenciano» en España para que nos tengan en cuenta?

Es evidente que o somos capaces de visualizar en Madrid la situación de la Comunidad o tenemos un grave problema. Las fuerzas políticas podemos compartir una posición sobre la falta de financiación. Pero, a la hora de la verdad, ¿alguien se siente concernido por nuestros problemas en Madrid? Nadie. Hay que situar en las instancias del Gobierno la realidad de una Comunidad que debe tener mayor peso.

¿En esos pactos que propone para «salvar» la Generalitat también invitará a negociar al PP?

En los pactos de la Generalitat tiene que participar todo el mundo. Otra cosa es que el PP no quiera hacerlo. Aquí se trata de la viabilidad del autogobierno. Y lo que nunca haré es presidir un gobierno sectario como ha hecho el PP a lo largo de los últimos veinte años. No es un pacto de gobierno sino un acuerdo con estrategias para salir de la crisis.

Hasta ahora los gobiernos que han estado en el Consell, tanto del PP como del PSPV, se han mostrado siempre muy sumisos frente a Madrid. ¿Por qué hay que creer que con usted será diferente?

Estoy de acuerdo. Pero también hay que ser justos sobre los momentos en los que hemos tenido una mejor posición. Por ejemplo, en el tema de financiación autonómica, la mayoría del periodo en el que la Generalitat ha recibido menos dinero coincide con un modelo que partía de aquí y que ideó Eduardo Zaplana. En los últimos años, como me ha reconocido el ministro Montoro, la situación de la Comunidad en el reparto ha mejorado con el sistema que aprobó Zapatero. Aunque, así lo considero yo, muy por debajo aún de lo necesario. El PP ha quedado en evidencia: se han olvidado con Rajoy de todo lo que pedían a Madrid cuando gobernaba Zapatero. Pero, es verdad lo que usted dice. Por eso apuesto por unos pactos que nos permitan hacer causa común. Tiene que ser así para recuperar a la Generalitat como un instrumento que pueda servir a las necesidades de los ciudadanos. Ahora mismo, el Consell es más un problema que una solución.

¿Y de dónde recortará para pagar ese volumen de deuda y mantener el coste de la política social?

Casi el 50% de nuestra deuda la tenemos contraída con el Estado. Es necesaria, por tanto, una quita. Renegociar esa deuda teniendo en cuenta que durante mucho tiempo no hemos recibido los recursos necesarios de la financiación. Pero en la Comunidad, hay que decirlo, hemos tenido ese problema pero también otro de muy mala gestión. Lo que pasó aquí es como si alguien cobra 1.000 euros al mes y se va todas las noches de mariscada. Eso es lo que nos ha llevado al desastre.

¿Esa quita sería a cambio de los 13.485 millones de la deuda histórica del Estado con el Consell?

Sí. Eso me vale.

¿Y además exigirá un trato justo con una nueva financiación?

Debería ser un sistema de reparto completamente nuevo que no abarcara sólo a las autonomías sino un modelo de financiación de todas las administraciones públicas. Tenemos que hablar de toda la tarta para saber a que cosas queremos darle prioridad. Ha habido un ataque ideológico al sistema autonómico pero también se ha gestionado muy mal el Estado con muchas empresas públicas y alguna administración bastante ineficiente. Hay que hablar de la financiación local y de un modelo federal.

¿Entre las administraciones ineficientes están las diputaciones?

Efectivamente, las diputaciones tienen que reducirse a la mínima expresión como entes políticos y deben ser únicamente instrumentos de gestión para sumar esfuerzos de los municipios. No puede haber cuatro administraciones por encima del ciudadano. Tiene que haber un nivel local, uno autonómico y otro estatal. Suficiente. Las diputaciones deben tener un papel completamente subsidiario de la Generalitat y de los municipios. La modernización de las administraciones es superar ese modelo pasado.

¿Sigue pensando en reabrir Canal 9 a pesar de la quiebra económica de la Generalitat?

Antes se decía: pan o cultura. Nosotros queremos las dos cosas. La Comunidad es el único país de Europa con lengua propia que no tiene un medio audiovisual...

Tendría que ser una RTVV distinta, plural, dimensionada...

Efectivamente. Tiene que ser una televisión plural, que atienda al interés de todas las comarcas, a nuestra diversidad como un activo, sostenible... Nuestra Comunidad necesita elementos de vertebración y ese medio público debe contribuir. RTVV tiene que existir porque lo que se evidencia con el cierre es el desvanecimiento del autogobierno.

¿Va a sentarse con el PP a negociar la reforma electoral?

El tiempo del PP ha acabado. Esa es la última ocurrencia de Fabra. No tiene sentido. Lo razonable sería convocar ya las elecciones porque la mayoría social lo exige. El atasco que vive la Comunidad no se puede permitir otro año más de agonía.

¿Dónde marca Ximo Puig su «línea roja» contra la corrupción? ¿Qué haría usted con un cargo imputado en el PSPV?

No hace falta que esté imputado. Hay que tener en cuenta siempre la responsabilidad política y si, además, tiene algún problema penal ... pues faltaría más. Lo digo porque hay personas que, estén o no imputadas, no pueden permanecer en el espacio de la política. Hay elementos de ejemplaridad y de ética que se deben valorar a la hora de apartar a un cargo público de la política. Ocurre en toda Europa. Estas «líneas rojas», además, son muy curiosas: Fabra las usa como le conviene.

¿Prevé medidas de transparencia para que todos tengan acceso a la documentación pública?

Creo en un gobierno abierto con medidas para evitar «mordidas» en los contratos, empresas «dopadas» y un código de ejemplaridad para todos los altos cargos. Con nosotros no habrá contratos confidenciales.

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