En un acto público y en Madrid, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, dejó claro que tiene una decisión tomada: mantendrá una lucha sin cuartel contra la corrupción hasta los comicios municipales y autonómicos de 2015 lo que supondrá limpiar las candidaturas del PP de imputados por corrupción. Todos los que lleguen al día en el que se elaboren las listas con problemas judiciales quedarán fuera del proyecto de los populares. Así de claro. Hasta ahora, el titular del Consell había verbalizado sus intenciones durante convocatorias en la Comunidad. Ayer lo hizo en la capital de España, durante un acto público y, sobre todo, en un escenario con solera de la agenda política madrileña: el Club Siglo XXI, ahora presidido por Eduardo Zaplana que apadrinó la conferencia de Alberto Fabra.

La corrupción que azota al PP en la Comunidad ocupó parte del eje central del discurso del presidente de la Generalitat. Fabra, de hecho, admitió que no estaba «plenamente satisfecho» y se lamentó de que, a lo largo de sus dos años y medio de mandato, no había conseguido el objetivo de cambiar la imagen de la Comunidad. Reconoció el deterioro «por los diversos casos de corrupción que han surgido» pero, en todo caso, mantuvo que no es un problema «propio ni exclusivo». En este sentido, señaló, citando al Consejo General del Poder Judial, que es Andalucía -una comunidad gobernada por los socialistas- la que encabeza la lista de investigaciones por corrupción doblando a la Comunidad. Recordó sus líneas rojas y mantuvo que, a día de hoy, su gran prioridad junto a la creación de puestos de trabajo es «la guerra sin cuartel contra la corrupción».

En ese contexto subrayó que no contará en sus listas con imputados por corrupción y, aunque reconoció que se podrían cometer «injusticias», el PP de la Comunidad, en su opinión, tiene que que «renovarse y quedar limpio de sospecha». Vino a decir que, en estos momentos, los ciudadanos reclaman este tipo de políticas con un alto nivel de ejemplaridad. Esa propuesta, en estos momentos, dejaría sin escaño en las Cortes a ocho parlamentarios y tampoco permitiría repetir ni a Sonia Castedo -imputada en Brugal- en Alicante ni a Alfonso Bataller, sustituto de Fabra en la alcaldía de Castellón y encausado por los contratos con la trama Gürtel. Todo un problema para Fabra y para la estabilidad interna del PP, que pasa por su mayor momento de debilidad desde 1995. La conferencia del jefe del Consell en Madrid tenía morbo. Suponía, de alguna manera, escenificar la buena sintonía que Fabra y Zaplana ya mantenían, algo impensable en la época de Francisco Camps.

El enfrentamiento entre el exministro y exjefe del Consell y su sucesor llegó a cotas de gran tensión. Todavía hoy, de hecho, algunos de los dirigentes que apuntalaron a Camps y ahora sobreviven junto a Fabra ven con recelo la figura del que fuera portavoz del PP en el Congreso tras la derrota electoral de 2004. Pero la relación de Zaplana con el actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, nada tiene que ver con aquella pugna. Es fluida aunque, hasta ahora, había pocos testimonios gráficos de su «feeling». Zaplana abrió a Fabra las puertas del Club Siglo XXI -uno de las tribunas que siempre ha marcado la vida política madrileña- en una maniobra que supone un balón de oxígeno para la deteriorada imagen del jefe del Consell y una oportunidad de reforzar su debil agenda en la capital de España.

Fabra acudió a la cita acompañado por el Consell al completo -el vicepresidente José Císcar estaba al frente de la fila de los consellers- y por la plana mayor del PP de la Comunidad con el secretario general Serafín Castellano y el síndic en las Cortes, Jorge Bellver, a la cabeza. La organización, sin embargo, no pudo sentar a ningún ministro entre el auditorio de invitados. Se descolgó en el último momento el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo. Hubo, por tanto, ausencia total y absoluta del Gobierno y una presencia medida de Génova. Entre los asistentes dos de los vicesecretarios generales: Esteban González Pons, que no cuenta a efectos por su vinculación con los populares valencianos; y el jefe del «aparato» de Génova, Carlos Floriano, hombre de María Dolores de Cospedal y uno de los defensores dentro del PP de la «mano dura» contra la corrupción. También estuvieron en la conferencia la alcaldesa de la capital, Ana Botella, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.

Durante la presentación, Zaplana definió a Fabra como un político preparado, por su experiencia «nada despreciable» en Castellón e hizo hincapié en las dificultades de su mandato: «Gobernar nunca es sencillo, hacerlo en un territorio complejo desde el punto de vista cultural y político como es la Comunidad, menos aún». «Peor es -añadió- con la crisis económica e institucional que ha tenido que afrontar». Zaplana terminó su presentación animándole a «centrarse en los asuntos importantes» y le deseó «éxito porque es el de toda la Comunidad». Fabra le devolvió los elogios al subrayar que el exministro fue «el primer presidente de la Comunidad Valenciana del PP» y con él «iniciamos las transformación de nuestra tierra hacia el crecimiento y la modernidad».

Junto a las referencias a la corrupción, Fabra tenía preparados un par de anuncios con recorrido. Con la reducción de diputados casi en vía muerta, trató ayer de recuperar la agenda política con la propuesta de un cambio en el sistema electoral autonómico «que permita a los ciudadanos la elección directa de, al menos, un diputado en cada una de las comarcas o partidos judiciales». La idea, según explicó es que un tercio como mínimo de los diputados de la cámara sea elegido directamente por partidos judiciales. La propuesta de Fabra recuerda la que hace años abanderó Camps, que propuso circunscripciones electorales para elegir a los diputados. La iniciativa no llegó ni a debatirse ya que la oposición vio un intento de beneficiar al PP. Este tipo de modelos favorecen a las fuerzas más votadas. Para cambiar la ley electoral es necesario dos tercios de la cámara. El propio Alberto Fabra, a preguntas del público, reconoció que era «complicado» que su anuncio se acabe cumpliendo.

El presidente habló también de habilitar en las Cortes periodos de participación ciudadana durante las vacaciones parlamentarias. El objetivo, dijo, es que los valencianos, a través de las asociaciones, asistan al parlamento para que los grupos puedan recabar su opinión sobre iniciativas legislativas. La propuesta de Fabra es una enmienda a su propio grupo que ha vetado dar voz en las Cortes a estos colectivos. Con todo, la reforma que propone a Fabra le permite también salir al paso de las críticas por los extensos periodos de vacaciones, como los dos meses de «parón» navideño de este año. También aprovechó el altavoz del Club Siglo XXI para defender su posición sobre la financiación. Y lo hizo para asegurar que a pesar de lo que creen otros el modelo que defiende «no discrimina a nadie». El titular del Consell, igualmente, puso en valor sus reformas y los indicadores económicos positivos.