El topo que supuestamente está filtrando información sensible del Palau de la Generalitat y que está siendo investigado por la Fiscalía tal como reveló el domingo INFORMACIÓN, dio ayer otro golpe de efecto al desnudar las compras que efectúa Presidencia para llenar su despensa. Decenas de facturas correspondientes a compras de alimentos -la lista es variada e incluye desde arreglo de cocido hasta entrecot o fresones- está ya en manos del sindicato Manos Limpias que, ayer, anunció en un comunicado de prensa que ampliará su querella contra la secretaria autonómica de Presidencia, Esther Pastor, cuya firma aparece en las citadas facturas. El sindicato, que en su momento firmó un convenio de colaboración con la Asociación Valenciana contra la Corrupción, presentó hace un mes una querella contra Pastor por supuestamente haber pagado con fondos públicos noches de hotel de uso privado. Tras este primer golpe, Manos Limpias denunció ayer que la mano derecha de Fabra firmó decenas de facturas con cargo al Palau de una tienda de comestibles y que, según el sindicato podrían, ser destinadas a su vez al consumo privado.

Presidencia, como ya hizo en su momento respecto a las facturas de hoteles, negó ayer de forma rotunda que los gastos tengan fines privados y subrayó que se trata de gastos corrientes firmados en razón de su cargo. Pastor es la secretaria autonómica de organización y como tal le corresponde validar estos gatos. En un comunicado, Presidencia mantuvo que la acción del sindicato sólo persigue «el descrédito de la institución y de las personas que la representan» y anunció que ampliará la denuncia presentada ante Fiscalía «por la constante divulgación de documentos filtrados». Pondrá en marcha una investigación interna «por si se hubiera podido cometer un posible delito de infidelidad en la custodia de documentos y revelación de información». En realidad, la investigación interna no será la primera para cazar al espía. Tal como ha venido contando este diario, Presidencia ya diseñó una estrategia para frenar esta ofensiva que, al margen de su dudoso recorrido judicial, golpea la imagen de Fabra y sus colaboradores. Incluso hubo una reestructuración interna que incluyó el relevo en la subsecretaría de Presidencia. En los últimos meses la ciudadanía ha conocido a través de los medios desde el fichaje de un entrenador personal para el presidente (una información publicada en exclusiva por este diario) hasta la nómina oficial de Fabra y facturas de teléfono de altos cargos.

Las facturas sobre las compras de alimentos a las que también ha tenido acceso INFORMACIÓN se corresponden con el año 2012 por un valor aproximado de 3.000 euros. Engloban pequeñas compras realizadas en diferentes días del mes cuyo precio global oscila desde los 23 euros hasta los 211 euros. La lista es de lo más variada, si bien el grueso se corresponde con frutas, verduras, hortalizas y productos lácteos. La variedad es amplísima y en ocasiones la selección selecta: fresones, uvas, ñoras; tomate raf, yogurt griego, queso de Burgos, camembert, mantequila, etc. La charcutería y sobre todo el pollo también está presente en las compras en una tienda ubicada en la calle Serranos, a escasos metros del Palau de la Generalitat. Todos los productos se compran en pequeñas cantidades.

Fuentes de Presidencia indicaron que se trata de gastos de restauración asociados a la cocina del Palau, un servicio que funciona desde tiempos de Joan Lerma. El objetivo es atender los compromisos del presidente y sus visitas y negaron que de estas compras se beneficien los altos cargos y asesores. Las fuentes citadas explicaron que de manera periódica, Presidencia realiza una compra grande para abastecer la cocina y que las facturas divulgadas se corresponden con adquisiciones puntuales, sobre todo de productos frescos. Los grupos de la oposición criticaron con dureza las facturas de la «compra».