Al menos por ahora el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha conseguido salvar el penúltimo enredo interno a cuenta, esta vez, de la operación promovida por el diputado oriolano Andrés Ballester para recoger firmas en las Cortes a favor del indulto del exalcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, condenado a tres años de prisión por delitos de prevaricación y falsedad en el amaño de la contrata de basura durante su etapa de gestión municipal.

En apenas unos minutos y antes de que la próxima semana se inicie un calendario parlamentario muy comprometido para Alberto Fabra con la sesión para votar el cierre de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), el PP se quitó de encima a Hernández Mateo, al que le concedió la salida de abandonar la militancia de forma voluntaria antes de aplicar los Estatutos y proceder a su expulsión; y, por otro lado, redujo a Ballester, que salió a la palestra para disculparse y volver al redil popular. Caso resuelto. Hasta la próxima.

Como adelantó este periódico en noviembre de 2012 cuando el TSJ condenó a Hernández Mateo por su etapa de gobierno en Torrevieja, el PP aplicó a rajatabla los Estatutos aprobados en el último congreso nacional celebrado en Sevilla. Abrió expediente disciplinario al entonces diputado autonómico, Fabra le obligó a abandonar el escaño y fue apartado de los últimos cargos orgánicos que le quedaban. Con la confirmación de la sentencia, la cúpula popular tenía que aplicar su normativa interna -elaborada por el propio Fabra en el citado citado cónclave- y, además, al jefe del Consell el momento le venía de perlas: era la fórmula perfecta para desmarcarse por completo de la petición de indulto avalada, en primera instancia, por unos 40 diputados aunque luego, en plena bronca, un nutrido grupo renegó de su decisión inicial.

Apenas 24 horas después de que el síndic del PP en las Cortes, Jorge Bellver, enfriara la crisis y rechazara imponer sanciones al parlamentario que promovió la recogida de firmas en el hemiciclo autonómico para salvar de la prisión a un alcalde condenado, el presidente de la Generalitat, de un plumazo, consiguió aparcar la pugna.

Antes de aplicar los Estatutos y de proceder a su expulsión, la dirección regional del PP, a través de un comunicado, hacía público que Hernández Mateo había solicitado su baja como militante, lo que, al tiempo, suponía dar carpetazo al expediente disciplinario al perder el exalcalde de Torrevieja sus derechos como afiliado popular. Así que, la marcha voluntaria le hace el trabajo a la cúpula popular sin llegar a mancharse las manos. Y, ojo, le deja la vía libre al exalcalde para volver en el futuro, algo imposible con una expulsión. A continuación, la dirección del PP agradeció el «gesto» del exdirigente. Todo planeado y calculado.

Para cerrar el círculo, sólo faltaba, por un lado, que Andrés Ballester diera marcha atrás como vía para restablecer la normalidad en el grupo popular de las Cortes. A través de un segundo comunicado, Andrés Ballester pedía «disculpas» y aseguraba que «nunca» había querido perjudicar al PP. «Nada más lejos de la realidad, porque respeto y valoro tanto el trabajo como la autoridad del presidente Fabra y del síndic. Y cualquiera que me conozca y que sepa de mi trabajo por y para el proyecto del PPCV, puede ratificarlo», agregó. Es el pago por evitar la sanción. Y, por otro, alertar sobre un futuro lleno de problemas judiciales para otros cargos del PP. «Pedir el indulto para Carlos Fabra sería otro error», lanzó Císcar. Están advertidos.