Enredado en su mayor crisis política desde 1995, el PP de la Comunidad traslada durante este fin de semana a todos sus notables a Peñíscola (Castellón) para participar en una convención de corte económico con la que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, intenta ofrecer, de cara a la segunda mitad del mandato, la imagen de un liderazgo consolidado y que, además, dispone de un paquete de medidas para abordar la salida de la recesión económica. Es un claro intento de Fabra, como confesaron dirigentes de la cúpula popular, de sacudirse el fantasma de las investigaciones por corrupción -Gürtel, Brugal, Nóos, Carlos Fabra y, sobre todo, Cooperación con Rafael Blasco- y de lanzar una cortina de humo que tape una serie de casos que, en estos momentos, condicionan el debate interno del PP. Por eso, la cúpula popular ha optado, al menos de puertas hacia fuera, por ofrecer imagen de "limpieza" durante la convocatoria y, para intentar rebajar la temperatura del termómetro popular, ha "borrado" del programa de la convocatoria a los imputados.

La dirección del PP pretende convertir la convención en la plataforma para diseñar el programa electoral de los comicios de 2015. Durante el fin de semana y bajo el lema "Avancem", los mandos populares -están citados los miembros de la Junta Directiva Regional, diputados y los cargos locales de municipios de más de 3.000 habitantes- discutirán tres documentos -uno de empleo, otro de servicios sociales y un tercero más general- con los que pretenden consolidar su alternativa frente, dicen, al "lío" de un posible tripartito de izquierdas. El problema para los populares es que, en estos momentos, el debate sobre el camino que se debe tomar con los imputados monopoliza la vida interna del PP, fracturado entre los que están con Fabra y apuestan por dejar que los jueces hagan el trabajo, los que reclaman más dureza, aquellos que critican al jefe del Consell y un núcleo que apuesta por afrontar decisiones más prudentes.

Dirigentes del PP entienden que la convención debe ser un punto de inflexión no sólo para investir a Fabra con un liderazgo que contenga propuestas de cara a la recta final de la legislatura, lastradas en todo caso por los problemas de financiación. Pero también debe facilitar, apuntan, que el jefe del Consell, lejos de presiones, tenga todo el poder para que pueda tomar medidas drásticas y cortar una situación que, en estos momentos y combinada al azote de la crisis económica en la Comunidad, se ha convertido en letal para el futuro electoral de la formación. "No podemos ser ajenos a esa situación", señaló un veterano dirigente. Por lo pronto, la cúpula popular ha decidido sacar del programa a los imputados. No les ha dejado, con la presencia de Mariano Rajoy confirmada para el cierre del evento y de dos de los tres vicesecretarios nacionales del PP, ni un resquicio para el lucimiento.

La convención arrancará hoy al mediodía, de hecho, con la intervención, entre otros, del presidente del PP de Castellón, Javier Moliner; del propio Serafín Castellano; y de Esteban González Pons y Carlos Floriano, en nombre de la cúpula nacional. A continuación se debatirán los documentos estratégicos, de los que han sido ponentes Miguel Barrachina, Elena Bastidas y el alcalde de Santa Pola, Miguel Zaragoza, que, además, en la segunda jornada tendrán su minuto de gloria para presentar las conclusiones de las jornadas. Fabra tendrá dos momentos cumbre: en la jornada de hoy protagonizará un acto, organizado por Nuevas Generaciones, sobre empleo juvenil; y, finalmente, mañana tomará la palabra en la sesión de clausura junto a Mariano Rajoy, que vuelve a un acto del PP de la Comunidad -en noviembre estuvo en Valencia pero en una convocatoria institucional- por vez primera desde las elecciones de 2011. Los populares valencianos esperan de Rajoy un gesto sobre la relajación de los objetivos de déficit o a favor de la reforma de la financiación autonómica, como alternativa para tratar de sacar adelante sus propuestas.

Así las cosas, ninguno de los imputados en las Cortes tendrá presencia, más allá de que alguno acuda a presenciar las jornadas. Ni un expresidente de la Generalitat como Francisco Camps. Ni tampoco los alcaldes de las capitales de provincia caso de Sonia Castedo, imputada por el supuesto amaño del PGOU de Alicante; del castellonense Alfonso Bataller, que ayer declaró como imputado por Gürtel; o, incluso, de Rita Barberá, icono del PP y ahora a la espera de decisiones judiciales por el caso Nóos. La sombra que planea ahora sobre el cónclave es la de Rafael Blasco. Su presencia rompería la estrategia de la cúpula popular.

El problema con el "jefe" popular en la provincia de Valencia

A Alberto Fabra, como casi siempre cuando llegan estos eventos, se le plantea el problema de Alfonso Rus, el indomable presidente del PP en Valencia. Enfrentado a Serafín Castellano -organizador de la convención-, Rus ya dejó claro ayer que, como es habitual, no se quedará callado. Ya apuntó que no está de acuerdo con el trato a Rafael Blasco. Pero también deslizó que pedirá a Rajoy, "aunque no me hará caso", que modifique el sistema de financiación autonómica.