Cuando no hay dinero para gestionar, no queda otra, al menos, que "tirar" de argumentario. Poner encima de la mesa una "agenda política" con la que tratar de recuperar un pulso que, a día de hoy, la Generalitat y el PP han perdido. Y a eso, ahora que se ha llegado al ecuador de la legislatura, se ha apuntado el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, para intentar sacar a su Consell del atolladero en el que está sumido: con todos los pronunciamientos en contra para repetir mayoría absoluta en las Cortes en los comicios autonómicos de dentro de dos años en medio de la mayor crisis institucional, política y económica de las tres décadas de autogobierno; y con la corrupción -una cuestión que ni siquiera citó- azotando a cargos del PP de norte a sur de la Comunidad. Con este panorama, Fabra anunció, durante la reunión de la cúpula regional popular, la convocatoria de una convención, aún sin fecha pero que se celebrará antes del verano en la ciudad de Castellón, para reorientar su estrategia económica y, sobre todo, exigir la mejora de la financiación, un elemento que agranda el "agujero" que lastra las arcas autonómicas.

La convocatoria, en todo caso, evidencia la delicada situación por la que atraviesa el PP, la peor, sin duda, desde que llegó a la Generalitat hace ahora 18 años. La decisión, desde luego, traslada síntomas de debilidad e, indirectamente, de un cierto agotamiento del proyecto popular. Pero no le queda otra a Fabra que mover ficha y esperar. De hecho, durante su intervención a puerta cerrada, el jefe del Consell emplazó a los notables del PP a intentar relanzar el proyecto y pidió que la cita se convierta en un "punto de inflexión" para remontar el vuelo. El jefe del Consell trata, de alguna manera, de que tanto su gobierno como el "aparato" del PP -hasta hace poco más de un año con apariencia de invencibles- cojan aire para retomar la iniciativa. Fabra sabe que sólo conseguirá sacar la cabeza en el caso de que la situación económica pueda mejorar. Aunque sea un poco.

Quizá por ello,el jefe del Consell, posiblemente en una pose para animar al nervioso sanedrín de altos cargos del PP, se mostró confiado a la hora de vaticionar brotes verdes en los próximos meses. Para apuntalar su tesis reveló dos conversaciones, una con Luis de Guindos y otra con Cristóbal Montoro, en las que basó un argumento centrado en un cambio de tendencia. Del titular de Economía del gobierno de Rajoy dijo que le ha trasladado que, a partir de 2014, los ciudadanos empezarán a notar en la vida cotidiana una mejoría que, aseveró, ya se está detectando en los grandes indicadores macroeconómicos. De Montoro apuntó que "aunque con mucho sufrimiento" está cumpliendo, todo ello a pesar de que aún no ha querido dar fecha para cambiar el modelo de financiación autonómica.

Aplazamiento

Tras retrasar una cumbre municipalista para evitar la protesta de los alcaldes por los impagos -un asunto al que tampoco se refirió-, el presidente de la Generalitat anunció que durante la convención económica se debatirán tres ponencias. Una llevará por título "Política Económica y Empleo" y estará coordinada por el dirigente del PP de Castellón Miguel Barrachina, que contará con el apoyo de la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, y del primer edil de Sagunto, Alfredo Castelló. El diputado provincial de Medio Ambiente y alcalde de Santa Pola, Miguel Zaragoza, será el responsable de la ponencia dedicada a las "Políticas Sociales", junto con la diputada Marta Torrado y la concejal de Deportes del Ayuntamiento de Castellón, Begoña Carrasco. El documento titulado "La Comunidad en positivo" será responsabilidad de la alcaldesa de Alzira, Elena Bastidas, que, en este caso, tendrá la colaboración de Macarena Montesinos, diputada por Alicante, y del alcalde de la Vall d'Uixó, Óscar Clavell. Será uno de los últimos cartuchos de Fabra para relanzar su Consell.