Aquel eslogan de "joven aunque sobradamente preparado" tan recurrido hace ahora unos años podría encontrar su traducción en la Universidad de Alicante. Las cifras no dejan lugar a dudas: en torno a 3.000 metros lineales de estanterías ocupadas por documentación. Sin embargo, en este caso, la cantidad casa a la perfección con la calidad. Y es que, a pesar de su relativa juventud, a lo largo del tiempo el Campus ha conseguido incorporar un valioso patrimonio documental al que recientemente se ha sumado un depósito de escritos y correspondencia del que en su momento fue el símbolo del liberalismo español, Rafael de Riego, gracias a algunos de sus familiares. La directora del Servicio de Archivo y Registro, Mercedes Guijarro, explica que "no son muchos documentos, pero tienen mucho valor, ya que algunos son de su puño y letra, y, además, son de principios del siglo XIX, por lo que se convierten en los fondos más antiguos con los que cuenta la Universidad". Precisamente el hecho de que no sean unos fondos extensos ha propiciado que se incorporen como un subfondo del Archivo de la Democracia, uno de los emblemas de la Universidad de Alicante en estos momentos.

Impulsado por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, el Archivo de la Democracia nació con el objetivo de reunir, organizar, describir y poner a disposición de la sociedad los fondos documentales producidos o reunidos por personas y entidades del mundo de la política, la cultura y la economía. Aunque inicialmente se creó con la vocación de abordar la etapa de la Transición democrática, entre 1975 y 1982, poco a poco se ha ido ampliando su espectro y, junto al Subfondo de Riego, también recoge información desde la Guerra Civil hasta la actualidad. Por otro lado, organizan exposiciones y promueven publicaciones.

Las primeras donaciones que se hicieron al Archivo de la Democracia se remontan al año 2004 y, desde entonces, sus principales cartas de presentación han sido la tipología documental, ya que incluye carteles, recortes de prensa, fotografías o audiovisuales, y la variedad temática, incorporando material que aborda desde las elecciones y los partidos políticos, hasta las asociaciones vecinales y feministas, pasando por el movimiento vecinal o la cultura. Incluso cuenta con la que fue la biblioteca de la política comunista Pilar Brabo, diputada por la provincia de Alicante en las elecciones de 1977 y 1979, gracias a una donación de su hija, y que, en palabras de Mercedes Guijarro, "da la idea de qué tipo de libros se podían encontrar en la biblioteca de un político de la Transición, con muchos libros de temática política".

El Archivo de la UA también custodia el fondo de la Escuela de Comercio, que incluye documentación datada entre los años 1887 y 1972. Es el más antiguo, junto al de la Escuela de Magisterio, y dispone de los expedientes académicos y proyectos para la obtención del título de perito mercantil, así como los libros de actas y la documentación relativa a la gestión de personal y asuntos económicos y correspondencia, aunque varias series documentales no se han conservado íntegramente, quizás porque a lo largo del tiempo cambió varias veces de ubicación. Su ingreso en el Archivo General de la UA se produjo en el año 2000, cuando la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales hizo efectiva la transferencia. Expedientes de antiguos estudiantes ilustres, como el de Germán Bernacer, del que se conservan hasta sus exámenes, o como el de Óscar Esplá, del que se preserva el examen de ingreso y las asignaturas cursadas el primer año, son sólo algunos de los ejemplos que dan cuenta del valor de la documentación custodiada.

El Fondo de la Escuela Normal de Magisterio de Alicante incorpora documentos fechados entre 1844 y 1970, y en el año 2007 la Facultad de Educación materializó la transferencia al Archivo General. Los documentos más antiguos corresponden a la fundación de la Escuela, que en un primer momento se creó en Orihuela y, posteriormente, se trasladó a Alicante, pero también contiene expedientes de alumnos, documentación académica y económica, correspondencia, o libros de registro y de actas. Como destaca Mercedes Guijarro, "además de que se trata de unos fondos bastante completos, su importancia radica en que permite conocer un poco más la época, ya que se pueden comprobar los prepuestos para el material o los ejercicios de caligrafía que era necesario superar para ingresar en la escuela en el siglo XIX". Los libros de actas también recogen la primera reunión del claustro de profesores, entre los que se encontraba Eliseo Gómez Serrano, tras la proclamación de la II República, donde se aprobó por mayoría un documento de adhesión al nuevo Gobierno. La directora del Servicio de Archivo también recuerda que "en aquel entonces no había ninguna Universidad en la provincia, por lo que los fondos de las escuelas de Comercio y de Magisterio ofrecen un termómetro de la sociedad de aquella época".

Ligado al campo de la educación, el fondo de Josefina Ferrández Casares, vinculada a la Escuela Normal de Magisterio de Alicante, cuenta con documentos de entre los años 1926 y 1999. El material reunido por ella, en palabras de Mercedes Guijarro, "es el testimonio de un modelo de educación humanística a lo largo de los años, desde la II República, pasando por el franquismo, y hasta la Transición". Fotografías, correspondencia, por ejemplo, con Azorín, material y trabajos escolares, publicaciones o folletos de gran importancia para la historia de la educación conforman su legado documental.

Por otro lado, los fondos de los dibujos del artista alicantino José Gutiérrez Carbonell incorporan una colección de dibujos y bocetos de proyectos donados al Archivo General por sus hijas, entre los que destaca, por ejemplo, el borrador de un mural que se levantó en la avenida Alfonso X El Sabio de Alicante, y algunos otros que nunca llegaron a levantarse, como el proyecto de "El monumento a los mártires de la libertad". De hecho, su trayectoria destaca por la obra escultórica realizada principalmente a partir de los años sesenta en la ciudad de Alicante y otros municipios de la provincia, pero también por su activa participación en la vida cultural de Alicante y por su compromiso social y político. No obstante, las obras de temática política han pasado al Archivo de la Democracia.

Otro de los fondos especialmente relevantes es el de Fernando Martín-Sánchez Juliá, que reúne una pequeña parte del archivo personal de este ingeniero, geógrafo y periodista, miembro fundador de la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos, presidente de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas entre 1935 y 1953, e impulsor y creador del Colegio Mayor San Pablo CEU. Sus herederos donaron a la Universidad de Alicante aquella documentación que se ha conservado de su archivo personal, como documentos originales personales y de la familia, fotografías, recortes de prensa y folletos. "Algunas fotografías son muy valiosas porque, además, en su familia había mucha tradición y su abuelo fue uno de los fotógrafos más prestigiosos del Madrid de su época". En total, el fondo incluye un centenar de fotografías en las que aparecen Alfonso XIII, Ángel Herrera Oria o José María Gil Robles.

Finalmente, otra de las incorporaciones más recientes ha sido el fondo de Pedro Zaragoza Orts, que ocupó diversos cargos políticos durante el franquismo, como alcalde de Benidorm, presidente de la Diputación Provincial de Alicante, o gobernador civil de Guadalajara. El material está constituido por su archivo personal, que fue donado a la Universidad de Alicante para su organización, conservación y difusión. Mercedes Guijarro indica que "es un archivo muy amplio y, aunque está localizado todo lo que hay, sólo tenemos descrita y catalogada una parte". No obstante, el material incluye documentos de todas sus etapas, así como fotografías familiares y de Benidorm, diferentes publicaciones de entre los años cincuenta y sesenta sobre política y turismo, e incluso algunos anónimos en los que se le advertía de posibles "enemigos". Su valor reside, a juicio de la directora, "en que refleja el funcionamiento de la administración franquista".

Junto a los fondos donados o depositados en la UA, el servicio también se encarga de la coordinación y asesoramiento de los archivos de las unidades administrativas, de la elaboración de las herramientas para la gestión de ese material, de la gestión de transferencias, y de la conservación y custodia de la documentación depositada, entre otras cuestiones. Asimismo, se imparten cursos de formación y ofrecen asistencia técnica. Mercedes Guijarro puntualiza que, "a largo plazo, los documentos que genera el Campus permiten conocer la historia de la institución; a corto, tienen un valor administrativo o probatorio de un derecho, como en el caso de los expedientes académicos". En principio, todos los documentos originales que genera la UA se guardan y también un ejemplar de las publicaciones (guías del estudiante, lecciones inaugurales, libros) y fotografías institucionales. El Negociado de Becas, que transfiere entre 300 y 400 cajas al año, y Contabilidad, entre 400 y 500, son algunas de las unidades que más documentación transfieren al cabo del año.

"Hay mucho trabajo que no se ve y que no se nota, pero en un archivo es muy importante describir la procedencia y el contexto de los fondos, ya que es lo que da sentido a los documentos. Por ejemplo, la clasificación cronológica puede ayudar posteriormente a construir la biografía de alguien. Por eso, es necesario una investigación previa para darle forma a los documentos y agruparlos de forma que tengan un sentido para que se puedan impulsar su difusión y consulta. Después, la digitalización es la guinda", relata Mercedes Guijarro. Así, explica que del material gráfico, sean carteles, obras de arte o fotografías, se digitaliza todo, y después también se hace lo propio con aquellos documentos que se considera que pueden tener valor por sí mismos o que son muy demandados por los usuarios. Hasta ahora han digitalizado tesis doctorales, carteles y fotografías tanto de la UA como de otros fondos, la documentación del Archivo de la Democracia, o los documentos más antiguos de la Escuela de Magisterio y de la Escuela de Comercio, en algunos casos con la colaboración del Taller Digital de la UA.

En la actualidad el reto, con la mirada puesta en la implantación de la administración electrónica, "es crear una plataforma de archivo electrónica que incorpore aquellos documentos que requieren una conservación a medio o largo plazo", señala la directora, quien concluye que "estamos en una fase muy inicial, pero ya estamos intentando que el personal adquiera la formación necesaria para esta nueva situación".