Siempre se asocia deportes a práctica. Sin embargo, ¿qué aporta la investigación en este campo?

Aporta muchísimo porque la investigación en el ámbito deportivo ha sido casi la última que ha llegado. Mientras que en otras disciplinas como Ingeniería, Medicina o Derecho se lleva investigando desde hace siglos, en los deportes, y sobre todo en los de alto rendimiento, sólo se investiga desde hace 40 años. De hecho, hoy en día no hay más de 25 tesis publicadas en toda España en balonmano. Además, la investigación abre nuevas vías de mejora para la práctica de cada deporte.

- ¿Y cuáles son las vías que concretamente abre su tesis?

Mi tesis trata de los sistemas de juego defensivos, que es un campo en el que realmente se había investigado poco. Hasta hace relativamente poco tiempo, estaban vinculados a la táctica y hoy ya gozan de autonomía propia, y tienen suficiente margen como para investigar. Por eso, de alguna manera, quería relatar cuál había sido toda la evolución de los doce sistemas defensivos que existen desde los orígenes del balonmano, y analizar cómo se juega hoy en día en todo el mundo.

- ¿Cómo ha evolucionado el balonmano?

Desde los orígenes, que hay que situarlos en Alemania en los años treinta, aunque en la modalidad de once jugadores, ha mejorado en la calidad de los jugadores y de los entrenamientos. Eso ha hecho que de tener jugadores amateurs hemos pasado a tener profesionales e incluso a contar en España con la que es la mejor liga del mundo junto a la de Alemania. Por otro lado, la calidad del entrenamiento ha originado mejoras físicas, técnicas, tácticas y un aumento considerable de la posibilidad de que los jugadores puedan jugar más tiempo porque entrenan más y mejor.

- ¿Cómo se introduce en este mundo?

Yo empecé a practicarlo cuando era un niño, y jugué durante varios años, primero en el colegio y luego en algunos clubes de la provincia, pero pronto empecé a entrenar. Con 24 años, tuve la oportunidad de entrenar en División de Honor al Tecnisa, luego estuve en Ciudad Real o en Altea. No obstante, siempre simultaneé las labores de entrenar con la docencia en la Escuela de Entrenadores y en los últimos años también me dedico a la docencia en la Universidad de Alicante y en la Federación Española, y soy el presidente de la Asociación de Entrenadores de Balonmano.

- ¿Qué le impulsó a decantarse por el balonmano en lugar de por el fútbol que ya estaba considerado el deporte rey?

No lo sé muy bien. Desde muy pequeño empezó a gustarme y nunca he sido nada polideportivo. Luego terminó de engancharme el Calpisa porque en Alicante tuvimos la suerte durante algunos años de disfrutar del mejor balonmano de España y casi de Europa y, a partir de ahí, ya no hubo vuelta atrás.

- ¿Por qué cambió tan pronto el terreno de juego por los banquillos?

Empecé a entrenar con 17 años a niños, pero a los 24 años se me ofreció ya la posibilidad de entrenar en la elite. No era tampoco muy buen jugador y los que me plantearon esa posibilidad tenían razón porque tenía más posibilidades de ser buen entrenador que buen jugador.

- ¿Cuáles son las cualidades que deben adornar a un buen entrenador?

Primero, intentar tener conocimientos en la materia; segundo, ser muy exigente con uno mismo y con el equipo; en tercer lugar, intentar tenerlo todo planificado y tener capacidad de variar sobre la marcha aunque parezca un contrasentido; y, por último, ser ambicioso.

- ¿Cómo se traslada eso a la vida personal?

Bueno, no se es entrenador cuando uno se pone el chándal, sino que tiene que serlo las 24 horas del día.

- ¿Los resultados siempre lo son todo?

En el deporte base deben estar en un segundo plano porque es más importante la formación, aunque a veces a los técnicos nos cueste entender eso, pero en la elite casi siempre los resultados son definitivos.

- ¿Qué se puede hacer para marcar un gol al fútbol?

Eso es muy difícil porque el fútbol está absolutamente consolidado y, por lo general, los otros deportes viven de las sobras del fútbol. No obstante, lo que se puede hacer es lo que intentamos hacer desde todas las federaciones, es decir, captar jugadores y jugadoras que antropométrica o físicamente estén más dotados para otros deportes que para el fútbol, que puedan ser mucho mejores balonmanistas que futbolistas.

- ¿Por qué cambió el Código Penal por el balón?

Yo estudié Derecho sin mucha vocación. De hecho, creo que en muchos casos es carrera de indecisos. Entonces no se podía estudiar Educación Física y me decidí por Derecho, pero nunca fue muy vocacional en mi vida.

- ¿Y nunca le ha tentado ejercer?

No, pero porque tampoco hay tiempo. Cuando uno se dedica a una cosa profesionalmente, tiene que dedicarse en serio. Sería una irresponsabilidad por mi parte.