Filosofía: regreso al futuro

Una clase, en una imagen de archivo

Una clase, en una imagen de archivo / Áxel Álvarez

F. Iván Ferrández Lizán

Estimados lectores, les remito esta carta para informarles de que, de nuevo, como en aquel episodio, la amenaza fantasma se cierne sobre la Filosofía. Parece una broma de mal gusto, pero no lo es, esto no es abre los ojos o el show de Truman: esto es el mundo real y otra vez estamos aquí, en el origen, para seguir luchando en esta nuestra propia odisea en el espacio. Y vamos a tener que estar muy bien preparados porque, según los más veteranos del lugar, la historia interminable de la inestabilidad de la Filosofía sólo llegará a buen puerto si conseguimos convencer, persuadir a propios y extraños. Eso sí, pueden estar seguros de que no se nos caerán los anillos como a aquel Hobbit, no lo olviden: vamos a pelear para volver a ser los campeones en el club de la lucha.

Antes que nada, creo que ya podemos certificarlo: Merlí ha muerto, y todos ustedes, señores políticos, lo han matado porque parece ser que este no es país para viejos filósofos. La Comunidad Valenciana va a reducir a la mitad las horas de Valores Cívicos y Éticos en su programa educativo, es decir, se van a estudiar tan poquitos valores que se diría que nuestros políticos están empecinados, incluso tienen pulsiones irrefrenables por que los pueblos y ciudades que representan se parezcan cada vez más a la ciudad de Dios y cada vez menos a un lugar que no sea la jungla de cristal. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí otra vez? Recapitulemos.

Año 2018. Señoras y señores, ¿recuerdan aquel 18 de octubre en que la clase política alcanzó un acuerdo histórico para la Filosofía en el Congreso de los Diputados? Se pactó, con el objetivo de reparar el daño causado por la ley W. o LOMCE, la ley de aquel ministro para nosotros tan innombrable como V. para Harry Potter, se pactó, decía, de forma unánime, que la Filosofía fuera obligatoria tres años (tres cursos, se entiende) en los Institutos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato. Contaríamos con la Ética en 4° de la ESO, la Filosofía en 1° de Bachillerato y también con la Historia de la Filosofía en 2° de Bachillerato. Pero, claro, una cosa es predicar y otra dar trigo, y solo tendríamos que esperar a la llegada de una nueva ley para corroborar esta tesis.

Año 2020. Desde el Ministerio de Educación, el Gobierno de los pájaros de la coalición y otros amores perros entre PSOE-UP, nos trajo una nueva ley educativa, la LOMLOE (señora Celaá, no habrá paz para los malvados), y es ahí donde podemos encontrar el origen del actual drama: la Ética prometida para 4º de la ESO se convirtió en una asignatura de Valores (la diferencia es importante, créanme), con una carga lectiva de dos horas semanales ¡reducibles a una!, y la Filosofía de dicho curso fue eliminada del catálogo de asignaturas optativas de oferta obligatoria con una carga lectiva de tres horas semanales para perderse en el limbo interestelar de las posibles voluntades autonómicas. Total, el padrino cumplía su acuerdo sin garantías ni seguro, así que la Filosofía quedaba como en la LOMCE, la ley anterior, con la soga al cuello y a un pasito de la psicosis.

Año 2024. ¡Ay, Carmela, un monstruo viene a verme! ¿Era de esperar? Era de esperar. Tenemos nuevo gobierno autonómico de coalición PP-VOX y nada más llegar con su dragón rapide nos ha tocado su balada triste de trompeta, pillándonos, a más de uno, con la voz dormida y el lápiz del carpintero sin punta. La carga lectiva de dos horas de los Valores Cívicos y Éticos será reducida (cuidado a quienes sufráis vértigo) al mínimo que la LOMLOE permite, una carga lectiva de una hora semanal. Esta decisión -se lo hemos hecho saber a la Conselleria- es gravísima por muchos motivos y nefasta para toda la comunidad escolar. Desastroso para el alumnado y las familias porque en su sistema educativo sólo van a dedicar (menos de) 35 horas por curso al estudio de la Ética. ¡Oiga, es que después nos rasgamos las vestiduras porque en otros países la gente no tira papeles al suelo y la equivalencia es de un franco, 14 pesetas! Y es penoso también para el profesorado del Departamento de Filosofía porque se va a perder una buena parte de la plantilla, aquella más vulnerable: los jóvenes interinos que habían comenzado a trabajar y ahora se van a ver de nuevo engrosando las listas del paro y, como nos pasó a los de mi generación, teniendo que posponer el desarrollo de su proyecto vital. Pero todavía tenemos a otras afectadas directas y son las Facultades de Filosofía, porque volvemos a hacernos una pregunta que creíamos haber olvidado: ¿quién va a querer estudiar Filosofía en la universidad si la situación del gremio de profesores se vuelve inestable? Por no hablar del despilfarro, porque los IES hemos comprado muchos libros con el dinero del contribuyente que ahora no van a servir o van a servir muy poco; o del esfuerzo invertido en vano, porque los profesores hemos preparado cursos de 70 horas que, insisto, se van a quedar en menos de 35. Y todo ¿por qué? He aquí el chocolate del loro. Todo porque la Conselleria quiere recortar las horas lectivas de 4º de la ESO y considera que si hay alguien prescindible en este juego de tronos esos somos, ¡oh, sorpresa!, nosotros y la asignatura de Valores Cívicos y Éticos. Y lo considera así, considera que esta asignatura sobra porque su contenido es muy (cito literal) “ambiguo”. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Pero volvamos de regreso al futuro: señores políticos, miren, amanece que no es poco y tampoco pedimos tanto, ¡ojo, no nos conformaremos con menos!: cumplan ustedes el acuerdo de 2018 y, si mientras dure la guerra no son capaces de ponerse de acuerdo en la forma y el contenido de la asignatura de Ética, pues pongan en su lugar una Filosofía obligatoria en 4º de la ESO porque, díganme: ¿a quién no le va a gustar un sistema educativo en el que el alumnado curse tres horas de Filosofía en 4º de la ESO, tres horas de Filosofía en 1º de Bachillerato y tres horas de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato? ¿A quién no le va a gustar? Hagan un gran favor a los ciudadanos que representan y permitan, ¡por el perro!, de una vez, que la Filosofía española tenga un lugar en el mundo.