i el obispo de la diócesis Orihuela-Alicante ni toda la jerarquía eclesiástica con su "guía electoral" para fieles ha conseguido empañar las alegrías que me llevado esta semana. Que unos tipos pertenecientes a una organización no democrática, que discrimina directamente a las mujeres, que tiene vedado a sus miembros contraer matrimonio, formar una familia y ejercer libremente su sexualidad se atrevan a dar lecciones sobre democracia y derechos y libertades de las personas casi me da risa a estas alturas de la película si no fuera por el clima de crispación social que han creado y alimentan de continuo.

Pero a pesar de todo hay también muy buenas noticias. Esta semana el Tribunal Constitucional consideraba que nuestra Constitución ampara la representación equilibrada de mujeres y hombres en las listas electorales, tal y como se establece en la Ley de Igualdad, rechazando así los argumentos absurdos esgrimidos por el PP en su recurso de inconstitucionalidad. A pesar de eso siguen insistiendo en que la admisión de una "cuota de mujeres" supone un peligroso precedente ya que habría entonces que contemplar también una cuota de jóvenes, de ancianos, de discapacitados, de homosexuales y otros "colectivos". Yo sólo les lanzo la pregunta ¿las personas jóvenes, las ancianas, las discapacitadas las homosexuales no son también hombres y mujeres? Ya está bien de considerar a las mujeres como un "colectivo" y no como la mitad de la humanidad. Igual ahora que el TC lo ha dicho comienzan a pensar en esos términos.

También esta semana, aunque obviamente con una repercusión de menor calado que la sentencia citada, ha sucedido algo importante en nuestro ámbito más próximo. La noticia de la renuncia del rector de la Universidad de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, ha eclipsado a otra de la que, sin embargo, también él es protagonista como impulsor de la propuesta: la creación de la Unidad de Igualdad de la UA, que tendrá por objetivo la consecución de la equidad real. Una estructura nueva para cambiar las obsoletas que se resisten a reconocer las transformaciones sociales. Un impulso desde la educación superior para conseguir una sociedad más justa y democrática.

Noticias como éstas ayudan a calmar los ánimos que la jerarquía eclesiástica enciende y nos dan aliento para seguir recorriendo el largo camino hacia la igualdad.