Se ve uno de los monigotes de Forges mirando un televisor. Por la espalda, le pregunta otro qué hace delante de la tele apagada. Ya, responde, es que si la enciendes, salen. Si la enciendes, salen. Hacía tiempo que alguien no acertaba tanto en un dictamen tan atroz no sobre la posibilidad sino sobre la certeza de que ese aparato arroje en el salón de casa el escupitajo de veneno que alcanza zonas del cerebro que, inoculado, adormece sin remedio. Es un bichito perverso. Cuando quieres reaccionar, ya es tarde. Y llegas a creer que Ana Obregón, sentada a la derecha de Jordi González, subidos ambos a una noria delirante, es de tu familia. Y por eso cuando a la señora le falla el latiguillo de su coche, el freno no le funciona, y está a punto de estamparse, tienes la duda razonable de no saber si ponerte de su lado o de tirar por el camino de en medio y pensar en la pobre acera, que no tiene culpa de nada y sin embargo, zas, embadurnada de silicona. Lo que quiero decir es que llegué tarde a casa el sábado, pero si hubiera encendido antes la tele, sale. Como llegué tarde, salió, pero sólo en la despedida. A veces enciendes la tele, y sale. Sale Eduardo Zaplana, y si no has visto las promociones de La 1 anunciando que esa noche acudirá a "59 segundos", al que llegas por rutina después de ver a la dulce Amaia Salamanca encamada con Miguel Ángel Silvestre, el Duque, el mundo se te viene encima porque a esas horas no estás para bromas de liante compulsivo y te preguntas si, como dicen en Tele 5, sin el PP inventándose el mundo no hay paraíso.

Con el aparato apagado la cosa es más fácil. No sale ni dios. Ni siquiera Miguel Ángel Rodríguez, que se balancea, creo, en "La Noria", y acude a La 1 para llamar nazi, nazi, nazi, a Luis Montes, el médico que sedaba a los pacientes en el hospital de Leganés para que no sufrieran pero que para la carcundia era una manifestación del maligno. En los informativos de todas las cadenas vimos a Esperanza Aguirre sonreír desde su infinito cinismo porque ella, adicta a lo que dicen los jueces, se alegra un huevo de que el tal doctor, según sentencia, trabajara con absoluta corrección. Tanto se alegra la inquietante presidenta madrileña que Luis Montes, expulsado como jefe del servicio de Urgencias del Severo Ochoa, no volverá a ser restituido en su puesto. Hay gente que al reír me provoca una reacción primaria, automática, como el parpadeo de los ojos, que se abren y cierran sin tú ordenarlo. Con la sonrisa de algunas criaturas, igual, reacciono encogiéndome porque sé que el sablazo está al caer. Del mismo modo, cuando veo pasear a las de la isla con la tirilla del tanga dividiendo el mundo, aprieto el culo porque creo que soy yo quien ha de someterse a ese tormento para ser un buen superviviente. He comprobado que si no paso por Tele 5 a horas calientes, incluso si la tele está en una habitación y yo en otra, no salen, ni en cuerpo ni en espíritu. Lo digo porque hay gente que piensa que si no pones la tele no tendrás los 400 euros de Zapatero ni podrás llevar a tus hijos al sembrado de guarderías con que Rajoy pretende alfombrar el país. Los dos, el mismo día, y a la misma hora, arreglaban España esta semana. Elegí ver a Pepa Bueno en sus desayunos hablando con el Presidente. Descarté ver a Susana Griso en "Espejo público" hablar con don Mariano. Es que si veo el programa, sale. Hablo de Ramón Arangüena, y de un tío con coleta que creo que se llama Javier Urra. Y de un ser que también estimula mis esfínteres cerebrales, que tiene acomodo semanal, y que en cuanto abre su boca de sacristán me tiro, como Joselito a los caracolillos de mar, al papel higiénico. Si de Juan Manuel de Prada no pude acabar "La tempestad" porque antes que la novela está mi salud, escucharlo es un esfuerzo al límite del gamberrismo. Lo siento, monsergas de monaguillo, las justas. Así que cortando. Pero con cuidado, que te puedes llevar por delante a la patulea de chiquillos que pueblan los escenarios, con el apoyo emocionado de sus padres, tratando de demostrar que tienen talento y que ellos sí que valen. Si Rouco Varela, ojo, éste es otro que sale al escenario con faldas pero no a lo loco, me confirmara sin mariconadas que su empresa apuesta por la seriedad y no por el circo, me pongo una tirilla al pescuezo y soy capaz de decir, como hizo el colega Juan Antonio Martínez Camino, que el apocalipsis, el fuego, los fetos resentidos, las familias acorraladas por una jauría de maricones nos espera el 9 de marzo si la morralla social vota a la izquierda. Tengo cojones de hacerlo. El menda lo hizo en el Telediario Biblia en mano. Y no estaba ante Miqui PuigNatalia Millán, jurados en Cuatro del cazatalentos de la cadena. Lo hizo por amor. ¿Ven? Ya me he puesto a llorar. Lo advierto de nuevo. Si la enciendes, salen. Cuando los veo a todos en círculo, orando de pie antes de sacar la catana, me tiemblan las canillas. La solución no es huir así como así porque por no recibir una hostia o ser insultado como ciudadano, puedes toparte con Ángel Llácer, el jurado de Tele 5 que finge sus asombros como si nadie, y sólo él, se quedara sin aliento cuando ves embutido al nene en unas mallas y a la nena pintada como una puerta con filigranas de mariposillas doradas alrededor de los ojos, y así, de esa guisa, al corral, a marcarse un cha cha chá bajo los focos. De pobres no saldrán. ¿A que Alejandro Agag no se presentó a ningún concurso de talentos? Pues lo tiene. Nadie que no lo posea en extremo puede hacerse con 40 millones de euros, arriba o abajo, en sólo cinco años. Me entero en "Está pasando", el único programa de investigación serio que le queda a la cadena, arrancado de nuestras vidas sin miramientos "Aquí hay tomate". El rollo deportivo es una mina. ¿Trabajando con honradez se puede llegar a ser rico?, se pregunta un pícaro José Manuel Parada. Él mismo se responde. No. Escalofriante, qué fuerrrrte. Y Pe-pe Mari Aznar, el yerno de Álex, hala, sonriendo. O lo que sea eso que hace el señor de la melena. ¿Y si, como dice el del anuncio del horno, aplicamos una limpieza pirolítica? No insistan, no sé lo que es y no viene en el diccionario, pero pirolítica suena a limpieza extrema. Por si la enciendes y salen. Que salen.