o reconoce mi ordenador los diminutivos y Azorín hubiera dicho un momento, un instante, una minucia. Con minucias se forja un cuento - dice él - , con los personajes que muestran su historia entre un prólogo, el desenvolvimiento y un epílogo.

He vuelto a Elche - que ha forjado el momento social, cultural y urbano que vive, reconocido por quienes observan nuestro acontecer diario - , y desde mi casa, en Santa Pola, veo a don José mirar el mar. Un mal le sobreviene. Siente Azorín un dolor punzante en el costado y hace un gesto de malestar. Julia , su mujer, le pregunta si le ocurre algo. No es nada - responde - , un fuerte dolor, pero sólo ha durado un instante. Y la mira preguntándose cuánto tiempo es un instante.

Algo pasa en un instante y la sensación es lo que nos une y nos separa a los humanos. Don José dice que las sensaciones son esos puntos fúlgidos en una vida, que, cuando todo en nuestro entorno se ha oscurecido, brillan y nos hablan desde el remoto pretérito de muchas cosas. Mi sensación es que el actual instante de Elche, labor de años, no es una minucia.