L a batalla interna en Esquerra Unida no tendrá ganador. Ni siquiera el bando que venza en el pulso por las listas para las próximas elecciones generales porque la fractura de la coalición sólo les conduce a un callejón sin salida: quedarse sin representación en el Congreso. Las sucesivas citas con las urnas han demostrado que sus potenciales votantes son, probablemente, los más exigentes de entre todos los partidos con representación parlamentaria con la actuación de sus cargos electos. Les pasan la factura al final de cada legislatura y no hacen descuentos. Quedó demostrado cuando a Julio Anguita , ex alcalde de Córdoba y ex coordinador general de IU, le grabaron a fuego su desaprobación al famoso «programa, programa, programa», que luego derivó en la no menos conocida «pinza» a los socialistas mano a mano con el ex presidente del Gobierno José María Aznar . El resultado: de 21 diputados pasó a 8 con Francisco Frutos como candidato a la presidencia tras la retirada por motivos de salud de Anguita. El actual coordinador general de IU, Gaspar Llamazares , tomó buena nota de aquello y ha sabido defender la esencia política de la formación sin renunciar a llegar a pactos puntuales con los socialistas. Así por los menos lo han entendido los propios militantes de IU, que lo han refrendado como candidato a la presidencia del Gobierno en los comicios del año que viene. Éste es un ejemplo de cómo castigan los electores de IU lo que consideraron una equivocada estrategia política. También los hay de la opinión que tienen cuando la confrontación es interna. Aquí mismo, en esta provincia. La guerra entre el sector mas próximo al PCE y el integrado por los que apostaban por una línea menos frentista con los socialistas acabó con la representación que desde las primeras elecciones democráticas tenían en el Congreso. La última demostración de firmeza de pulso la dieron los votantes en las pasadas elecciones municipales en Alicante capital. La combinación de una mala gestión pública - ¿se acuerdan de Susana Sánchez - y del enfrentamiento puertas adentro, en el que se impuso el «no» al pacto con el Bloc, terminó con EU fuera del Ayuntamiento y con la reelección de Luis Díaz Alperi . Así pues, el final de la historia - en la que, por cierto, Glòria Marcos , tendría que ilustrarnos desde el punto de vista de la izquierda sobre el rechazo a las primarias para elegir candidatos - está escrito, tanto que resulta hasta patético que la pelea se centre ahora en quién se queda con las siglas.