E l día después del segundo de los muertos no quedan altarcitos con velas, ni calaveritas de azúcar, ni guirnaldas amarillas y moradas, ni flores de zempoalxochitl, ni cruces que realmente indican también los cuatro puntos cardinales, según la tradición prehispánica, ni fotografías del difunto recordado. Quedan en exposición algunos altares conmemorativos de personajes, como los que montaron lo estudiantes superiores de turismo, dedicados a honrar a figuras tan dispares como Pedro Infante y Ernesto Che Guevara.

Se ha evaporado la conmemoración que se realizaba además en días aciagos: el sureste, el Estado de Tabasco sobre todo, lleva seis días de inundación. Todavía hay millares de personas en los tejados. El caos sigue siendo absoluto aunque no repercute en el noroeste, donde la vida transcurre casi igual. Ha habido desde luego un gran movimiento solidario para llevar ayuda a las zonas afectadas por el temporal, aunque es insuficiente y la incapacidad del gobierno manifiesta ante la magnitud de la catástrofe. El ejército se ha movilizado para ayudar y para impedir saqueos, dado que hay casi un millón de desplazados por el aluvión, su encharcamiento y los cenagales.

Es mal comienzo para días congresuales en Hermosillo, capital del Estado de Sonora, colindante al norte con la frontera de los Estados Unidos de América. Es mal comienzo desde el viaje: he leído en el largo itinerario «Amanecer en el zócalo», que hace unos meses me hizo llegar la autora, Elena Poniatowska, porque sabe que la leo toda y amo su literatura. Es de nuevo un libro que construye una crónica, la de los 50 días de agosto y septiembre de 2006, en los que el Zócalo y las calles adyacentes de la ciudad de México estuvieron ocupados por millares de personas en «plantones», para protestar por el presunto fraude electoral que mantuvo a la derecha en el poder. Elena Poniatowska ha creado crónicas memorables de México, aparte de excelentes novelas y cuentos: «La noche de Tlateloco» en 1968, dio cuenta de la matanza de estudiantes en aquella plaza; «Nada, nadie/ las voces del temblor», narró el terremoto del 85 que destruyó parcialmente el centro de la ciudad. Su técnica periodística es el «collage» de voces para construir un testimonio; lo ha intentado de nuevo, y junto a las voces, recortes de prensa, fragmentos de discursos de López Obrador, líder de los millares de personas por entonces «levantados en almas», reflexiones propias y diario de su actividad, forman una taracea compleja de días de esperanza.

Repaso momentos que viví un día de aquel septiembre cerca de esta mujer que, por las tardes y hasta el amanecer, convivía con los desposeídos de riqueza y de resultado electoral. El tono de diario construye intermitencias confesionales: «Aprendí más de esa multitud sobre el amor y la compasión, el desinterés y la entrega que todo lo aprendido en el mundo de las apariencias», nos dice.

E l «jet lage» de la primera noche me juega una mala pasada. No hay nada en la televisión y recojo casi furtivamente varios periódicos en la recepción apagada del hotel. Hay hasta un curioso «Sings of the Times» que edita la Universidad de Sonora, hasta con los poemas de los estudiantes en inglés. La proximidad con los del norte marca esta actividad editorial que cuidan los profesores de inglés de la Universidad. Ojeo otro que se llama «Las noticias de la frontera». No tienen desperdicio, desde un evidente sensacionalismo a flor de portada, donde el narcotráfico pasea sus imágenes y noticias en todo el territorio. Me entero de que en la vecina Quiriego un soldado ha muerto y dos narcos han resultado heridos en un enfrentamiento. Obregón, Nogales, Cucurpe, Cananea, Caborca, Sonoyta, Agua Prieta, son lugares de una red infernal que atenaza el territorio. El cártel de Tijuana, la ciudad clave de la violencia narcoterrorista, ve amenazado su poderío por el llamado cártel del Golfo, éste de aquí cerca, el de California. En ese semanal, editado en Agua Prieta, aparecen en la parte superior de las páginas una curiosa campaña contra la violencia de género, con letreros tan llamativos como «Habla con tu pareja, no la golpees, acuérdate que primero es el amorÉ» o «Tus hijos serán tan violentos como tú si te ven agrediendo a su mamáÉ». Todo un ejemplo de sobresalto de lenguaje extraño en resolución casi incomprensible.

La madrugada se presenta inquieta, con la ineficaz dosis de lexatín y la abrumadora serie de sensaciones extrañas. Sonora y el Estado limítrofe de Baja California adquieren un carácter amenazante. Habrá que salir temprano del hotel, buscar un coche y, hoy que es domingo despoblado, tras cuatro días de fiesta, hoy que es domingo en el que hasta los narcotraficante deben haber hecho puente, salir hasta el mar. A cien kilómetros está la Bahía de Kino, y dicen que es un espacio imprescindible de ese llamado antiguamente «Mar de Cortés». Junto a la Isla Tiburón, situada enfrente, entraremos a uno de los lugares más bellos de México. Resolveré el pesimismo cuando la belleza me resulte también abrumadora.

José Carlos Rovira es catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante.