Q ue sí, que no hay duda que efectivamente en el debate sobre el velo lo que ocurre realmente es lo contrario. Como les decía la semana pasada, lo que se está produciendo a raíz de los supuestos de las niñas musulmanas que acuden con velo a las escuelas es poner un enorme velo (más bien burka); sobre la cuestión de la igualdad de mujeres y hombres. Vaya por delante que estoy de acuerdo en que la educación es un derecho fundamental cuyo ejercicio no debe ser conculcado de ninguna manera, puesto que es la educación uno de los instrumentos imprescindibles para la erradicación de toda clase de discriminación. Pero ello no debería relegar el debate de fondo: el de la igualdad. Sin embargo lo hace. No me voy a referir al caso de las dos niñas de Ceuta ya que se han vuelto a reproducir los mismos argumentos que en el caso de la niña de Girona.

Con menos eco mediático ha tenido lugar esta semana en Córdoba la Conferencia de la Presidencia de la OSCE sobre Intolerancia y Discriminación contra los musulmanes. El ministro de Exteriores español, que ostenta dicha presidencia, ha señalado en la declaración final de la citada conferencia la necesidad de diálogo interreligioso e intercultural para fomentar la tolerancia y el respeto mutuo y ha hecho un llamamiento a las comunidades musulmanas para que participen en la vida política y social del lugar de residencia. Vale.

Pero si ese diálogo se construye sobre omisiones va a resultar un diálogo falso con víctimas reales. Y eso es lo que ha pasado y está pasando. Varias organizaciones civiles que participaban en los trabajos preparatorios de esa conferencia han denunciado que las menciones específicas a la existencia de una clara situación de discriminación e intolerancia contra las mujeres y contra las personas homosexuales en las comunidades islámicas, han sido literalmente «borradas» de la versión final de la Declaración. En la rueda de prensa final Moratinos, preguntado por el uso del velo en los colegios, afirmó que eran problemas «puntuales» que «se han resuelto con diálogo» y que en España «no existe ese debate». Como los niños, que creen que si se tapan los ojos no los podemos ver, así se está actuando cuando se habla de asuntos molestos, no sólo para la alianza de civilizaciones, sino para las civilizaciones mismas que deben establecer la alianza. Salvo que aceptemos una alianza en la que salgamos perdiendo las de siempre, que no es novedad.