E n lo que concierne al erotismo, más importante que lo que se hace es la conciencia que se tiene de lo que se hace. ¿De qué no sirve un movimiento cien veces, si no sentimos qué sucede entretanto en nuestro interior ¿Qué aprendemos con ello La mayoría de los problemas sexuales se deben al intento de manipular procesos que el organismo haría sincronizadamente si no fuera por la intervención de las prisas y la impaciencia generada por las exigencias. La forma en que éstas bloquean el recorrido placentero son, simplificadamente, las siguientes: La tensión excesiva que supone el esfuerzo y la prisa bloquea la respiración y sus movimientos de contracción y expansión del cuerpo. El oxígeno que puede llegar a todo el cuerpo lo hace con más dificultad a las zonas hipertensas, donde a quedado paralizada la respuesta a los movimientos de la respiración.

Los músculos a los que no llega la respiración se van «enfriando» y progresivamente dejamos de sentirlos y también de usarlos a medida que dejamos de ser concientes de su existencia. Muchos de los denominados «orgasmos insípidos» residen en querer experimentar placer sin contar con el propio cuerpo y con ansiedad. Por ello, y aprovechando que muchos estáis de vacaciones, os voy a sugerir un juego para ser más concientes de que el placer circula, va y viene sin miedo a perderlo. Juego nº 4: Un dicho sufí versa «Cuando el corazón llora por lo que ha perdido, el espíritu ríe por lo que ha encontrado». Contente mon amour! Objetivo: Jugar con la impaciencia y el apego a viejos modos de hacer. Actividad: una sesión de baile privado y una excelente cenita. Se trata de un baile especial en el que los participantes van desnudándose al ritmo lento de la música, el uno al otro, sin prisas y sin perder el ritmo ni el compás. Elegir un repertorio adecuado y bailar mas o menos juntos, soltándose ocasionalmente, mirarse, acariciarse y contener el deseo. SaborearloÉ y atizarlo y reducirlo a voluntad.

Y cuando el deseo esté a punto de «ir por su cuenta» - es decir de volver a hacer lo de siempre - de ir desesperadamente a sofocar ese fuego que nos recorre, entonces y sólo entonces será el momento de É..ir a cenar. Eso sí, saboreando los placeres gustativos y siendo más concientes del picor en la mirada y de los olores corporales. Aprovechad para cuidaros y mimaros.

Que los cuerpos se abran y se dispongan, y los placeres se intercambien entre sí y que crezcan unos con otros. Crecimos con la idea de que «necesitamos apagar el fuego cuanto antes», y aprendimos a responder de forma lineal, es decir de forma que la excitación suba hasta llegar al orgasmo como un tranvía cremallera. Pero no hay nada más absurdo que «empezar para acabar cuanto antes», «ir a por el deseo y eliminarlo»; parece como si en el fondo nos molestara el deseo, nos costara vivir con él y con la excitación; y no cabe duda de que el placer sexual es mucho más intenso cuando lo hacemos extenso, estando abiertos y disponibles para encontrarlo en lugar de ir a por él; entonces agradecemos cualquier sensación por pequeña que sea y dejamos que el orgasmo sea la consecuencia en lugar de ser el objetivo del lsexo (la misma diferencia que hay entre una manzana cultivada artificialmente y el de otra que cae del árbol);.