Opinión

El triple concierto y la Tercera Sinfonía de Beethoven

Miguel Colom, Fernando Arias y Pérez Floristán, solistas con Josep Vicent en el podio

Beethoven.

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Alicante, ADDA, 21 abril 2024. A las 20 horas

Trío Vibrart: Miguel Colom, violín; Fernando Arias, violonchelo; Juan Pérez Floristán, piano; Josep Vicent, director titular.

Ludwig van Beethoven (Bonn, 1770-Viena 1827)

Triple concierto para violín, violonchelo y piano, en do mayor (opus 56)

Las dos obras de Beethoven que hoy integran el programa fueron compuestas casi al mismo tiempo, pues el Triple concierto data de los años 1802-1804 y la Heroica fue esbozada en 1802 y compuesta entre la primavera de 1803 y mayo de 1804. El año 1802, durante la estancia de Beethoven en una casa de campo en Heilingenstadt, el compositor sufre una profunda crisis: redacta para sus hermanos el llamado testamento de Heiligenstadt, donde piensa en suicidarse ante la crisis emocional que sufre y el súbito agravamiento de su sordera, producido según sus médicos por la picadura de la pulga de una rata. Unos meses después se sobrepone a esta situación anímica y emprende la composición de ambas obras.

El triple concierto, dedicado al príncipe Lobkowitz, se estrenó en Viena en 1807. Representa el intento de conciliar el estilo de los tríos de música de cámara y el antiguo concerto grosso, donde un grupo de instrumentos dialoga con toda la orquesta. El triple concierto para violín, violonchelo y piano se comporta como una sinfonía concertante en la que los tres solistas se reparten el recorrido temático, tanto melódico como rítmico, cuando no lo asumen en completa concordancia. El primer movimiento, con forma de sonata, preserva el clima íntimo de la música de cámara, lo que le da encanto. En el Largo central da una voz preponderante al violonchelo, que toma prestado de la cuerda el tema principal y que será el que introduzca la parte final del movimiento. Finalmente, el Rondo, con ritmo de polonesa, es lo mejor de esta obra.

Sinfonía número 3, en mi bemol mayor, Heroica (opus 55)

La Tercera sinfonía de Beethoven marca un decisivo punto de inflexión en el desarrollo histórico del género sinfónico. Fue la que propagó su nombre por toda Alemania y el resto de Europa como sinfonista, alcanzado la reputación de genio de la que gozaban Haydn y Mozart. Aunque respeta los principios de ambos autores del clasicismo, Beethoven los lleva a unos límites tan extremos que hacen de la Heroica la más innovadora de todas sus sinfonías y la de duración más extensa de las escritas hasta entonces. Hasta la aparición de la Novena, Beethoven la consideró su mejor sinfonía. Berlioz escribiría que la Heroica era «tan grandiosa en la idea y en su tratado, de un estilo perfecto y tan poética en sus formas, que iguala en rango a lo más grande de su creador. El sentimiento de un profundo, digamos anticuado luto, me impresiona en cada representación de esta sinfonía, pero según parece, el público no siente esto sino superficialmente».

Los manuscritos de las tres primeras sinfonías de Beethoven no se conservaron pero sí copias revisadas por el autor, que fueron subastadas a su muerte y adquiridas por la Asociación de Amigos de la Música de Viena. En una de esas copias aparece borrado el título inicial de la obra: Sinfonía grande intitolata Bonaparte. La figura del general corso, como «liberador» de Europa al servicio de los valores de la Revolución Francesa y contemporáneo suyo, hizo que Beethoven estableciera una especie de paralelismo entre sus destinos respectivos, pero cuando Napoleón se hizo coronar emperador y transformado en un autócrata, pisoteando a ojos de Beethoven los ideales republicanos, lo calificó de «tirano» y tachó la dedicatoria inicial escribiendo en 1806 en la partitura: Sinfonía Heroica, compuesta para celebrar el recuerdo un gran hombre. Así aparece el adjetivo Heroica con el que es conocida desde entonces, momento también en que sustituyó con una Marcha fúnebre la Marcha triunfal que constituía el segundo movimiento, que quedaría para más tarde como el último movimiento de su Quinta sinfonía.

La primera ejecución de la Sinfonía número 3 tuvo lugar, de forma privada y con una orquesta de veintiocho intérpretes, en el mes de agosto de 1804 en el palacio del príncipe Lobkowitz, que sería el dedicatorio definitivo de la obra. El estreno tuvo lugar el 7 de abril de 1805 en el Theater der Wien, en Viena, con Beethoven dirigiendo la orquesta. Fue la primera de sus sinfonías en darse a conocer en París, en marzo de 1828, por la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de la capital francesa.