Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Mondéjar.

La irreductible aldea gala

No deja de ser heroico y romántico navegar contra el viento y realizas un ejercicio físico brutal nadando o remando cuando no aprovechas la orientación favorable, pero es mucho más rentable seguir los cauces adecuados

SSi vienen un montón de coches en dirección contraria no debes pensar que hay mucho loco suelto por las autopistas y que todos están equivocados mientras sólo tú posees la razón. Lo más normal es estés conduciendo a contracorriente, como un kamikaze. Y que te la pegues. No deja de ser heroico y romántico navegar contra el viento y realizas un ejercicio físico brutal nadando o remando cuando no aprovechas la orientación favorable, pero es mucho más rentable seguir los cauces adecuados. Lo otro ayuda a adelgazar, pero en algunas ocasiones engordar es bastante más nutritivo, sobre todo cuando hay gentes proclives a inyectar en vena inversiones presupuestarias, tan sanas ellas. Son sustancias dopantes, desde luego, pero alegran la existencia y el porvenir.

Desde hace eones, la provincia de Alicante siempre ha estado a la contra, políticamente hablando: con gobiernos de derechas cuando mandaban las izquierdas y viceversa. No se puede decir que esta situación favorezca mucho los intereses económicos porque es sabido que los gobiernos tienden por principio a apoyar a los suyos e impedir que sus enemigos se luzcan. Raritos que son.

Cuando juegas a la contra ya sabes que tus posibilidades disminuyen, aunque a veces suene la flauta por casualidad y metas un gol cuando la defensa se ha quedado adelantada. Alicante -la capital y la provincia- son lastimoso ejemplo de no estar nunca donde se debe, a menudo en la alternativa equivocada, siempre en el lado que no corresponde. No es extraño que en Madrid y en Valencia, Alicante no sea un dolor de cabeza, porque es peor: es irrelevante y prescindible, ni es de los nuestros ni es de otros a los que haya que ganarse, simplemente no pasa nada porque nos olvidemos de su presencia.

Y claro, las infraestructuras se van a los sitios en los que mandan los que gobiernan en España o en los que pretenden mandar en el plazo más breve posible, nunca a esa zona de sombras que da lo mismo halagar que menospreciar. Por si fuera poco no contamos con un partido nacionalista que ponga sus votos encima de la mesa como contrapartida y los diputados de la provincia son meros apéndices de sus partidos e igual pueden ser diputados de Alicante como de Marte a juzgar por cómo nos tratan.

Estar en el lado equivocado del espejo, como en «Stranger Things», nos hace vivir constantemente en una realidad paralela llena de sombras y de monstruos, que mira que hay monstruos en este mundo del revés, lleno también de raíces y de espantosas plantas trepadoras (o arrastradoras, porque al ser al «verres»?) Podemos imaginar ahora que nadie del nuevo gobierno va a descender a este inframundo alicantino que se ha quedado como único refugio de la derecha. Barcala y Sánchez como Asterix y Obelix en su/nuestra aldea gala rodeada de romanos por todas partes menos por el mar (que es el morir, ya lo escribió Jorge Manrique).

Es extraña esa habilidad alicantina de que nunca ganen los nuestros. Debe estar en los genes o en las esporas aéreas que se respiran, porque yo soy mesetario y también me pasa personalmente o, como diría Rajoy de otra forma: siempre que pasa igual es porque sucede lo mismo. Es triste que nunca manden en las tierras donde de verdad se decide los que simpatizan con nosotros y que los que mandan aquí quieran únicamente resaltar el hecho diferencial. A ellos seguramente les dará réditos -los galos caen mejor que los romanos- pero vean cómo acabó la historia, que a Vercingetorix se lo cargó públicamente César en un Triunfo ritual después de haberle tenido seis años pudriéndose en la mazmorra, de tal forma que más que al irreductible galo estrangularon un despojo. Y Don Julio quedó para la posteridad como un brillante estratega e intelectual autor de «La Guerra de las Galias» aunque también le dieran matarile los suyos, porque los romanos molieron a palos a los galos, que dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos y sobre todo cuando enfrentas a legionarios con chusmas armadas de hoces. Por mucha razón que tuvieran y muy monos que fueran sus cascos con alitas.

Sospecho que los tiempos que quedan por venir tendrán todo el aspecto de las embajadas de moros y cristianos, con el capitán lanzando baladronadas desde las almenas en los que nos refugiamos del ejército invasor que, guste más o menos, es el que domina el BOE, el diario en el que me gustaría a mí publicar, con todos los respetos para éste que me acoge generosamente. ¿A que no os atrevéis a conquistarnos?, bramarán Sánchez o Barcala, convertidos por mor de la Gürtel en el último bastión de los populares, y del otro lado de las murallas se hará el silencio, porque las guerras ya no se ganan con soldados, sino con decretos (o con ausencia de decretos).

Si se suben al Benacantil verán toda la Península dominada por PSOE/Podemos/Nacionalistas/Malvados independentistas y/o terroristas directamente (Hernando dixit). Queda en lontananza el PP de Galicia, pero está tan lejos que tender puentes es imposible y, además, los gallegos siempre han demostrado que son muy gallegos y mucho gallegos. El panorama desde el puente es atroz y lo que nos queda por venir va a ser de traca (y no serán precisamente las Hogueras).

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats