Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tomás Mayoral

Gambito de Sánchez

¿Ha sobreestimado Pedro Sánchez el impacto social de la sentencia del caso Gürtel? Da la sensación de que un poco sí. Hace ya mucho tiempo que la corrupción del el PP está amortizada. El medidor de la indignación popular alcanzó su cénit en el 15-M, y aún con ese paroxismo del cabreo popular y el hecho de que alentara el nacimiento de las formaciones que representaban a la 'nueva política, el PP acabó ganando las siguientes elecciones. La parroquia popular sigue pensando que Rajoy es el mal menor y no le identifica de lleno con la corrupción como a su partido. Por eso, la decisión de Pedro Sánchez de armar una moción de censura es un acto estética y políticamente inapelable (si se hubiera quedado cruzado de brazos la inanidad que ya le invade le hubiera hecho desaparecer por completo), pero funcionalmente discutible. Y esto es así porque, aunque parezca paradójico, ganaría más perdiéndola que ganándola. Si la pierde, habrá dejado tocado a Rajoy y puesto a Rivera ante el espejo de sus propias contradicciones, captando una cierta relevancia en el tablero de la que ahora carece. Pero no quiero ni pensar lo que le puede pasar al líder del PSOE si saca adelante el envite y se convierte en presidente tras derribar al Gobierno de España con la colaboración de las formaciones indepentistas catalanas, la 'gauche divine' del chalé y otros nacionalismos periféricos. Delenda est PSOE.

Hay una jugada en ajedrez que responde al sonoro nombre de 'gambito' en la que se entrega una pieza menor para adquirir una ventaja que permita ganar la partida. Lo que no hay en este juego tan sesudo es una jugada en la que se sacrifique la pieza principal para conseguir perderlo todo. El secretario general del PSOE corre el serio riesgo de lograr una pírrica victoria y pasar a la historia como «Pedro I, el breve», creador del «Gambito de Sánchez».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats