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Homenaje a Manuel García

El tenor Javier Camarena reivindica al compositor español en un espectacular recital en Salzburgo

Javier Camarena está, a día de hoy, en la élite del canto mundial. Es uno de los tenores más solicitados por los teatros de relieve y es uno de los profesionales de mayor influencia en el ámbito operístico. Consciente de ello no es un músico que se deje llevar por la senda de la comodidad, de lo más trillado, sino que ha decidido sellar un fuerte compromiso con la música hispana de ambas orillas y su primer paso será un trabajo discográfico dedicado al compositor español Manuel García que el pasado domingo tuvo su presentación pública con un espectacular concierto en el Festival de Pentecostés de Salzburgo, una de las citas clave del mundo de la música. En la Gran Sala del Mozarteum, Camarena reivindicó con una energía y convicción arrolladoras pasajes de obras como "El poeta calculista", "La mort du Tasse" o "El gitano por amor" todas ellas de García, además de la obertura de su ópera bufa "Don Quijote".

En el concierto también se ofrecieron otras obras de Zingarelli y de Rossini, autores que sirvieron a Camarena para contextualizar al público al compositor sevillano. Además de interpretar su música, Camarena realizó una contundente defensa explicando al pú- blico el valor de las creaciones de García, de la necesidad que sus obras vuelvan al repertorio de los teatros por la gran calidad que encierran. En el concierto estuvo acompañado por Les Musiciens du Prince-Monaco, formación de nuevo cuño, magníficamente dirigida por Gianluca Capuano e impulsada por la propia Cecilia Bartoli con el apoyo del príncipe Alberto y la princesa Carolina de Monaco. No será esta cita la única de Camarena con García.

Está previsto que se realice una amplia gira mundial que, sin duda, va a poner en valor su legado. El concierto salzburgués tuvo una propina rossiniana en la que se implicó la propia Bartoli -simpática Cenicienta- para reforzar los lazos entre García y Rossini. Cecilia Bartoli está revolucionando Salzburgo a través de la dirección artística del Festival de Pentecostés que extiende algunos de sus proyectos más llamativos al de Verano. Su trabajo está respaldado por una afluencia masiva a cada propuesta, con las localidades agotadas por un público internacional expectante.

En esta edición, entre las diferentes actividades, destacó un concierto de la Staatskapelle Berlin dirigida por Daniel Barenboim y con András Schiff al piano y dos grandes apuestas líricas, una de ellas centrada en la opereta francesa, con "La Périchole" de Jacques Offenbach a cargo de Marc Minkowski y Les Musiciens du Louvre a los que se sumó el Coro de la Ópera Nacional de Burdeos y un magnífico elenco encabezado por Aude Extrémo, Benjamin Bernheim y Alexandre Duhamel. También, tras su presentación salzburguesa, el espectáculo tendrá recorrido en diversos teatros franceses. Minkowski es un maestro que tiene un compromiso firme con la música de su país que trabaja de manera habitual y conoce en profundidad.

¡Ojalá sus equivalentes españoles de primer nivel tuviesen ese grado de implicación con la ópera española y la zarzuela! ¡Cuánto cuesta convencer a determinados directores a la zarzuela para que trabajen algunas semanas al año en proyectos que den el lugar que merece nuestra lírica! La apuesta operística de Pentecostés llegó de la mano de "L´italiana in Algeri" de G. Rossini en una dirección escena de Moshe Leiser y Patrice Caurier con Jean-Christophe y el Ensemble Matheus en el foso. Sensacional el trabajo escénico con la acción trasladada al Argel de hoy, divertida y con importante mordiente dramatúrgico en el que Bartoli se movía a sus anchas encarnando a una Isabella pícara, muy avispada que maneja todos los hilos de la acción a su antojo.

La mezzo romana es un animal escénico y hace suyo cada papel con un aplomo y seguridad totales, en las que nada she deja al azar. Junto a ella brillaron con fuerza el exultante Lindoro de Edgardo Rocha y el soberbio Mustafá de Peter Kálmán. El éxito fue total ante una apuesta escénica que buscaba y conseguía sorprender y que el público acogió desde el primer compás con una dramatización de la obertura que fue todo un hallazgo por su hilaridad tan ligada al pulso cómico de los grandes creadores del cine mudo. Si algo justifica un festival es, precisamente, la audacia en la renovación del repertorio y la búsqueda de nuevos repertorios. Aquí Bartoli mantiene esta divisa con trazo firme y el público respalda ampliamente sus criterios. El próximo año ya está anunciado con óperas como "Alcina" de Haendel o "Polifemo" de Porpora compartiendo ciclo con el "Stabat Mater" de Arvo Pärt. Toda una declaración de intenciones.

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