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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Somos más

Cada vez que escucho las quejas, merecidísimas, acerca de la infrafinanciación con que el Gobierno central castiga a nuestra provincia en los presupuestos, un año sí y otro también, me consuelo pensando en que tal vez no sea para tanto. Y es que enseguida se me viene a la cabeza que nosotros somos más, muchos más. Puede que los alicantinos estemos los cuartos por la cola en cuanto a inversión por habitante. De acuerdo. Pero no lo es menos que Alicante es la quinta provincia más poblada.

Lo que significa que después de Madrid, Barcelona, València y Sevilla somos la provincia que más pensionistas acoge, la que más profesores y maestros aglutina, la que más personal sanitario concentra. El bocado más grande de los presupuestos, no lo olvidemos, se lo llevan las pensiones, la educación, la sanidad y los salarios de todos los funcionarios, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado incluidos. Todos los que Cristóbal Montoro define como servidores públicos.

¿Alguien ha recapacitado que en la provincia de Alicante habitan tantos pensionistas como en todo Aragón, el triple que en Cantabria y Extremadura, el cuádruple que en La Rioja? Cuando les dé el bajón pensando en la discriminación a que nos someten los presupuestos, reparen que sólo en la Vega Baja hay más profesores que en la provincia de León, en Elche muchos más que en toda Zamora, y así sucesivamente. Y concluyan que todo ese dineral en nóminas procede del mismo sitio; de las arcas públicas, de la caja común. Por supuesto que es una vergüenza que Alicante esté la cuarta por la cola en materia de inversiones. Pero viendo que las otras provincias con las que compartimos farolillo rojo son Navarra, Málaga o Córdoba, una de dos, o los indicadores son erróneos, o esto no es tan trágico.

Somos más.

Y la cosa no tiene más vueltas. Más en expedición de recetas, en matriculación de coches, en líneas de telefonía, en entradas de cine vendidas, en lo bueno y en lo malo. En todo somos como mínimo los quintos o los cuartos. Y eso obliga al Estado a inyectar una cantidad de millones a los moradores de nuestro territorio impensable en otros. ¿Que podría ser mejor? Claro que sí. ¿Que en la inversión en euros por habitantes es escasa? Por supuesto. Pero la fuerza que da ser tantos no nos la puede quitar ni nuestro peor enemigo, esté en el centro o en la periferia.

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