La sensación de que estamos instalados en una crisis económica larga, y de la que no se observa una salida fácil ni rápida, está muy extendida en nuestra sociedad. Y está más que justificada. Hace más de diez años que empezó y, aunque todos los días nos dicen que hemos salido de la misma y que lo peor ya ha pasado, que crecemos más que nadie y que España es la locomotora económica de Europa, poca gente se cree esos anuncios.

La realidad cotidiana es muy diferente de la realidad anunciada. La relativa mejora de la economía mundial y los vientos de cola que favorecen a la nuestra (bajos tipos de interés y los precios del petróleo, principalmente) son los que permiten una lenta y desigual recuperación.

Sin embargo ésta se está haciendo a costa, fundamentalmente, de un aumento desorbitado de la deuda pública española, que alcanza cifras desconocidas hasta ahora. Sólo en el primer trimestre de 2018 se ha incrementado en 17.452 millones de euros, alcanzando un total de 1.161.750 millones de euros. Más de un billón. La deuda, en el primer trimestre, ha ido incrementándose en casi 194 millones de euros diarios, según datos del Banco de España. Eso sí es endeudarse con ganas. El que venga detrás que se apañe. Y que no sigan subiendo los tipos de interés, porque, con esa deuda, la situación podría ser asfixiante.

Otra consecuencia de esta crisis mal resuelta ha sido la degradación del mercado de trabajo: la creación de una cuantiosa bolsa de parados; la pérdida de calidad de los puestos de trabajo; las dificultades de las mujeres, jóvenes y personas mayores para salir del paro; la salida al extranjero de buena parte de nuestra juventud mejor preparada; la práctica congelación de las pensiones; el crecimiento de la economía sumergida; la degradación salarial, etc.

Esta problemática afecta, en mayor o menor intensidad, a toda España. En nuestro municipio, lógicamente, tampoco nos libramos de ella. Rara es la familia ilicitana que no tiene algún miembro, hijo, sobrino o persona cercana, en el paro o fuera de Elx trabajando en el resto de España o en el extranjero y, a veces, después de haber estudiado una carrera, para acabar de camarero o cuidador en Dublín, Londres o Berlín. O con un trabajo en Elx por horas y eventual.

Los datos oficiales de paro registrado en el mes de abril pasado nos dicen que hay 24.373 personas en Elx inscritas buscando trabajo. Muchas desde hace años. En abril ha bajado el paro en 73 personas sobre las que había en marzo. No está mal, pero está claro que, a ese ritmo, gran parte de los parados no encontrará trabajo nunca y es un gran problema. Máxime cuando las ayudas para salir de ese pozo, bien mediante la reconversión profesional o mediante ayudas para la subsistencia, se están reduciendo cada día. Es vergonzoso que se devuelvan, sin utilizar, ayudas para la reconversión profesional y, todavía más, que se sigan recortando fondos para desempleados.

De los 24.373 parados en Elx, el 55% no cobra ninguna ayuda: 13.344 personas inscritas y sin cobrar nada, fichando y acudiendo a ver ofertas sin éxito y muchos desde hace años, especialmente los mayores de 50 años. Otros muchos, en vista de la situación, han perdido toda esperanza y ya ni constan oficialmente como parados. Ni renuevan su tarjeta, téngase en cuenta, de todos modos, que el Servef sólo coloca una ínfima parte de las nuevas contrataciones y es otra asignatura pendiente de los estamentos oficiales. Por otra parte, de los 11.029 parados en abril que sí cobran alguna prestación, y que suponen el 45% del total, hay que decir que, de acuerdo con los datos oficiales del Ministerio que facilita CC OO, sólo 4.095 cobran la prestación contributiva, la que va con relación al salario cotizado. El resto, los otros 6.934 parados ilicitanos que sí cobran algo, perciben el subsidio, la RAI, etc., que suponen cantidades de alrededor de 430 euros mensuales.

Otra prueba de la fragmentación del mercado de trabajo, también en Elx, es el alto nivel de contratación laboral que se produce, la constante rotación de los puestos de trabajo. Recordemos que la bajada del paro ha sido de sólo 73 personas. En cambio, en abril se han firmado 6.430 contratos de trabajo. Para un mismo puesto de trabajo, se firman multitud de contratos y con diferentes personas a lo largo del mes. De ese total, 5.605 contratos lo han sido temporales, sólo 825 indefinidos. Y, además, sólo 3.314 lo han sido a jornada completa, los otros 3.116, a jornada parcial, muchas veces de sólo horas. Con todo ello es fácil suponer que los ingresos de buena parte de nuestra población no sean muy cuantiosos precisamente. Y si hay pocos ingresos, hay poco consumo. Y ahí está, sin duda, esa sensación de que la crisis sigue y toda la ciudad, de una forma u otra, se está resintiendo de ello.

Todos los poderes públicos, a los diferentes niveles, deben ser conscientes de que la crisis no está superada y que afecta a muchísima gente. Toda la Administración debería priorizar sus esfuerzos en resolver esta situación antes que en otras cuestiones menos urgentes.