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Mariola Sabuco

Opinión

Mariola Sabuco

Sentarse en la arena

Las playas de la provincia de Alicante seguirán cerradas a la espera de que los vientos cambien -algo que se prevé ocurra el jueves-, y alejen del litoral de la Costa Blanca las medusas carabela. El cierre no es porque tengamos una invasión de estos celentéreos, ni mucho menos. Se han detectado del orden de una veintena de ejemplares desde abril. El problema de fondo es que, salvo Benidorm que tiene vigilancia los 365 días del año, el resto de los ayuntamientos deben considerar que mayo no es un mes de baños en el mar y solo contratan el servicio de socorristas durante los fines de semana, aunque tengan bañistas de lunes a domingo. No hay socorristas, no hay vigilancia, no hay servicio asistencial y así no se corren riesgos. Cerrar las playas puede ser una medida puntual, excepcional, pero es evidente que no debe ser la solución. Son muchos los municipios que viven del turismo de sol y playa, y no es aconsejable atraer visitantes para obligarles a sentarse en la arena, por muy buena calidad que tenga. En el País Vasco, donde las medusas carabela llegan en bandadas desde el año 2008, fletan barcas que las interceptan en el mar y les impiden acercarse a la zona de baño. Allí, para que nos hagamos una idea, una barca apresa en un día entre 250 y 350 ejemplares. Si ellos tienen diez años de experiencia y les funciona, ¿por qué no a nosotros? Aquí, el Ayuntamiento de Alicante ha sido el primero en poner encima de la mesa que baraja la vigilancia de la costa con drones y la colocación de redes en aguas profundas para atrapar estas peligrosas medusas. ¿Cuántos drones? ¿Cuántas redes? Habrá que esperar a que concreten el paso del laboratorio de ideas a la realidad.

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