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La andanada

Volviendo a la normalidad

Si además uno tiene la suerte de sentirse alicantino y habitar en esta tierra elegida, todo eso adquiere colores, olores y sabores que proyectan un deleite especial a la misma vuelta de la esquina

Cuando llegan estas alturas de mayo, los cuerpos y las mentes ya van asumiendo el color de la primavera y en el horizonte más próximo se atisba esa maravillosa realidad de la fiesta de Hogueras. Coincide con el fin del curso escolar, con la llegada del verano, incluso esotéricamente con ese solsticio de la noche más corta del año. Es, sin duda, un momento mágico que marca principios y finales, adioses y esperanzas, cenizas y futuro. Si además uno tiene la suerte de sentirse alicantino y habitar en esta tierra elegida, todo eso adquiere colores, olores y sabores que proyectan un deleite especial a la misma vuelta de la esquina.

Poco que explicar si, por añadidura, uno es aficionado confeso a la tauromaquia. Al fuego, la pólvora, los monumentos fogueriles, la música y la «coca amb tonyina» se les suma el toro como eje vertebrador, como tótem irremediable alrededor del cual gira casi todo. Y esos aficionados van calentando motores de cara a la celebración máxima que llegará con la feria de San Juan. El ya clásico Pregón Taurino tendrá lugar el 14 de junio, y se desarrollará en el coso de la Plaza de España a partir de las ocho de la tarde. Como siempre, se celebrará envuelto en un concierto de pasodobles que, justicia era ya, volverá a correr a cargo de la Banda Municipal, después de dos años de discriminación por obra y gracia del entonces concejal Daniel Simón, quien en una interpretación torticera de su cargo (y con la aquiescencia del alcalde Echávarri), consideró a los aficionados a los toros como alicantinos de segunda o de tercera, e impidió que esa agrupación musical, pagada por todos los vecinos y, por tanto, perteneciente a todos ellos, interviniera en cualquier acto relacionado con la tauromaquia. Ya lo avisamos desde estas mismas líneas en aquellos años: si quienes luchaban por eliminar la discriminación de otros colectivos incurrían, ahora en el poder, en el mismo pecado, poca credibilidad podía tener ese proyecto mal llamado «de izquierdas». Mezclar adoctrinamiento y proselitismo con política no cabe en quien dice defender la libertad y la igualdad.

Siguen organizando el Pregón, que llega a su novena edición, las asociaciones Club Taurino, Amigos de Nimes, Puerta Grande y Peña Pacorro, en colaboración con la empresa que gestiona la plaza y con el ayuntamiento. Vuelta a la normalidad, como no podía ser de otra manera. Conste que ya la ex-concejala Gloria Vara había comunicado a los organizadores que este año podrían volver a contar con la actuación de la Banda Municipal. La anterior situación resultaba indigna de un ayuntamiento que debe gobernar para todos, no solo para sus acólitos votantes. Y de eso poco supieron demostrar Simón, Pavón, Moreno y compañía. Qué hubiera ocurrido de no mediar los socialistas en ese gobierno es una incógnita, pero se adivina kafkiano, cuanto menos.

Media hora antes del inicio del concierto se inaugurará la exposición Los toros son cultura, ¡claro que sí! en los pasillos de los tendidos de sombra. Y en el entreacto del concierto, oficiará como pregonero de lujo Victorino Martín García, afamado ganadero y presidente de la Fundación del Toro de Lidia. A partir de ahí ya solo quedará prepararse para disfrutar del variado cartel que se anuncia este año para el ciclo sanjuanero.

Y cerramos con la noticia días atrás de la renovación de la directiva del Club Taurino de Alicante, con Fernando Leyva a la cabeza. Intención de continuar con la labor de divulgación cultural de la fiesta y, como nuevo reto, acercar a la juventud para que no solo conozca sus actividades, sino que se implique y, paulatinamente, se vaya pudiendo producir un relevo generacional equilibrado y conveniente. Ojalá así sea y la decana institución pueda seguir cumpliendo años lozanamente. Con toda normalidad.

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