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Ánxel Vence

Los antisistema en el "¡Hola!"

El próximo natalicio en el matrimonio que forman el líder de Izquierda Unida y su esposa

Daba cuenta el otro día la revista "¡Hola!" -en su versión digital- de un próximo natalicio en el matrimonio que forman el líder de IU, Alberto Garzón, y su señora. La propia pareja anunció la venturosa noticia en el curso de un acto social de los que antes se llamaban de alto copete en Madrid. Informa la revista, que viene siendo el registro civil de la realeza, los ricos y los famosos desde los tiempos de Jaime Peñafiel, que la futura mamá eligió un "vestido negro de corte imperio" para anunciar su estado de gravidez. Precisaba además el redactor (o redactora), con entrañable lenguaje, que el citado modelo "resaltaba aún más su tripita". Puede que este eco de sociedad al viejo estilo sorprenda y hasta irrite al sector más cascarrabias del partido que lidera Garzón; pero en realidad no hay motivo alguno. Salvo la elección del vestido "imperio", tan escasamente apropiado para la esposa de un dirigente antiimperialista, ninguna razón hay para enfadarse por lo que solo es una amable crónica mundana al uso. Eso sería tanto como refutar el hecho de que los revolucionarios tienen su corazoncito. Prueba de ello es que también Pablo Iglesias, el socio de IU en la coalición antisistema Unidos Podemos, había llamado semanas atrás la atención de la misma revista a raíz de la próxima (y doble) maternidad de su pareja y número dos de Podemos, Irene Montero. Cierto es que en su caso escogieron la más aséptica fórmula del comunicado; pero ese es el método a menudo utilizado por los famosos -y hasta los royals- en su relación informativa con el pueblo. Como mucho, podría sorprender que los anticapitalistas hayan asumido los hábitos del sistema que combaten hasta el punto de parecer integrados en él. Pero todo tiene su explicación, naturalmente. Decía el francés Baudelaire, gran amante del vino y del opio, que la mayor astucia del diablo consiste en hacernos creer que no existe. Otro tanto podría decirse del capitalismo, que para algunos es el demonio, y como tal se introduce en las costumbres de cualquier buen revolucionario a poco que este se distraiga. El sistema capitalista ha demostrado históricamente la capacidad de engullir, como una aspiradora, a todos aquellos que en algún momento pretendieron derribarlo. Ocurrió hace ahora medio siglo con los entonces chavales del Mayo del 68 parisino, que en no pocos casos acabarían por dejar de buscar la playa bajo los adoquines para encontrarla en parlamentos y gobiernos. Ahí está el ejemplo singular de Daniel Cohn-Bendit -el icónico Dany el Rojo- que ya acumula un buen montón de trienios como eurodiputado desde su primera elección hace un cuarto de siglo. O el de Joschka Fischer, pacifista y compañero de piso de Cohn-Bendit que, tras ser nombrado ministro de Exteriores de Alemania, se vio en el difícil trance de tener que apoyar cierta intervención militar en Kosovo. A España, donde todo llega tarde, le toca ahora su particular y algo descafeinada revuelta juvenil con cinco décadas de retraso. Aunque no es menos verdad que los antisistema de aquí han entrado en el sistema por la puerta grande del "¡Hola!". De momento, vamos por la sección de natalicios.

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