Van dos en pocos días. Dos políticos de primera línea, dos de esos con muchos galones, que están entre las primeras autoridades del país, que olvidan por un momento su posición y se abandonan a comentarios muy poco afortunados sobre el principal destino turístico de España que no es otro que Benidorm.

Antes de empezar quiero recordar que Madrid y Barcelona están en el entorno de los 18-19 millones de pernoctaciones turísticas, pero que son las dos grandes capitales del país, que cuentan con una población residente de unos 5 millones de personas, son la sede de gobiernos, embajadas, empresas, multinacionales; tienen teatros, museos, palacios, óperas, ferias, cruceros (obviamente en Barcelona) congresos, reyes y reinas, el Real Madrid (C.F.) y el F.C. Barcelona, € en fin, que atractivos e inversiones no les faltan para lograr esas cifras. Incluso yo cuando viajo a Madrid o a Barcelona por motivos de trabajo contribuyo a esas cifras de pernoctaciones y lo hago encantada porque son ciudades que me fascinan y que aprecio por encima de todo.

Pero lo que seguramente no saben es que Benidorm está en 16,5 millones de pernoctaciones turísticas y eso lo consigue con algo menos de 70.000 habitantes y con un centro cultural en obras desde hace diez años. Así que esas cifras se consiguen con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación desde mediados del siglo pasado para generar lo que fue una nueva economía en su momento, el turismo, y que hoy es, junto con Las Vegas, las dos únicas ciudades del mundo que viven por y para el turismo.

Además, Benidorm es la España tremendamente tolerante con todos. Incluso con los ministros y presidentes de Comunidades Autónomas. Hemos sido los impulsores del bikini y de que las españolas pudieran lucir un dos piezas cuando la dictadura imponía el traje de baño de cuello vuelto. Hemos sido la cuna del turismo LGTB cuando esas siglas ni siquiera existían en la conciencia de sus propios miembros. Hemos elevado las vacaciones a la categoría de necesidad y casi de ´derecho humano´ y hemos democratizado las vacaciones para todos, independientemente de la clase social a la que se pertenezca o de cuánto dinero tengamos en la cuenta corriente.

Y con todo y con eso, nos encontramos estos días con dos expresiones del más rancio esnobismo como pocas veces se ha visto. La primera, la del ministro Nadal diciendo, y cito textualmente, que "Está muy bien irse a la playa de Benidorm, pero eso no es como es España, los turistas que vienen de fuera y llegan a Paradores conocen la España real".

Es posible que la percepción del ministro sea esa porque siendo ministro de turismo nunca ha visitado el principal destino turístico del país (que es Benidorm, se lo recuerdo) y por lo tanto tiene dificultades para determinar si estamos ante una realidad española o ante un holograma de esos que salían como regalo en los pastelitos.

Y hoy conocemos que el nuevo presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, tuiteó en 2009 que Berlusconi era un gañán, zafio y analfabeto funcional y que en Benidorm triunfaría. Ahí es nada... Y me pregunto yo ¿era necesario insultar a los que vivimos y trabajamos en Benidorm para destacar las debilidades y carencias de Berlusconi? ¿Es necesario insultar a los millones de madrileños que cada año visitan Benidorm (es nuestro segundo mercado en importancia)?

Echo de menos a estas alturas una rectificación de ambos, una disculpa o una aclaración. Al menos una disculpa pública dirigida al alcalde de Benidorm que encima es de su mismo partido político. Del tuit han pasado varios años mientras que de lo del ministro Nadal un par de semanas y de momento ´ni pío´.

A la ministra Narbona le dijimos de todo menos bonita cuando afirmó allá por 2004 que "el modelo turístico de sol y playa de Benidorm tiene los días contados". A los tres la cruda realidad les ha dado un zasca en todo su esnobismo: el sol y playa de Benidorm es el petróleo de España; sólo un pueblo extremadamente inteligente puede desarrollar este increíble destino turístico, y todos los turistas que nos visitan saben que están pisando una España tan real como el resto de las Españas, y encima muchos de ellos repiten cada año.

Pregúntele Sr. Nadal a su compañero Montoro sobre los impuestos que cobra y recauda aquí... le aseguro que son tan reales como los que se generan en esa España real de la que Vd. habla.