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Joaquín Rábago

El juego irresponsable de Donald Trump

Donald Trump se cree sin duda el presidente más listo de la historia de Estados Unidos: el único que jamás se deja engañar y sabe sacar siempre la máxima ventaja al adversario.

Todos los que le precedieron en la Casa Blanca no supieron defender los intereses norteamericanos, lo único que, aparte de las mujeres y sus negocios, parece interesarle.

Su estrategia consiste en esgrimir continuamente la amenaza de la fuerza militar y económica de su país para arrancarle al adversario las máximas concesiones.

Es lo que parece haber intentado con Corea del Norte, aunque queda por ver lo que finalmente consigue, y lo que intenta también en Oriente Medio con su aviso de retirada del pacto nuclear con Irán.

No vale para Trump aquel dicho latino de "pacta sunt servanda". En el mundo hobbesiano que parece ser el suyo, sólo cuentan la amenaza de la fuerza y la mentira.

Su juego en Oriente Medio consiste en intentar frenar al Irán de los ayatolas, al que acusa de querer dominar la región, para restablecer la hegemonía estadounidense en una zona donde parecía perdida tras el desastre de la guerra de Irak.

Para ello cuenta con su principal aliado en Oriente Medio, su "sheriff" local, Israel, cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, tiene tan pocos escrúpulos como Trump a la hora de intentar manipular a la opinión pública mundial.

Algo que hizo recientemente al presentar un mapa donde aparecían el lugar secreto donde Irán guarda los archivos relacionados con su programa nuclear militar sin precisar que se trataba de un programa desarrollado entre 1999 y 2003 y al que el pacto nuclear trata precisamente de poner fin.

En su duelo a muerte con Irán, el Gobierno israelí ha encontrado un aliado de conveniencia en la feudal Arabia Saudí, principal exportadora del wahabismo, raíz ideológica del Estado islámico.

Mientras que Trump acusa a irán de fomentar el terrorismo en todo Oriente Medio, nada dice de la contribución al mismo de esa corriente fanática del islam, cuyo foco irradiador está precisamente en Arabia Saudí.

Como también calla la feroz campaña a base de masivos bombardeos que Arabia Saudí y sus aliados suníes de la región llevan a cabo en el Yemen contra los rebeldes hutíes, a los que apoya Teherán.

Una guerra brutal que está destruyendo totalmente el país y en la que, según informaba recientemente The New York Times, el Pentágono proporciona en secreto ayuda logística al Gobierno de Riad. Juego irresponsable, el de Trump, que amenaza con incendiar Oriente Medio.

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