Habitación 801Teatre Arniches de Alicante
Compañía Lucas Locus. Dirección: Piero Steiner y Lucas Escobedo
Los espectáculos de circo y teatro visual tienen sus grupos, que sostienen esa antorcha, y seguidores con ganas de disfrutar la atractiva mezcla. De Alicante hay algunos, como la Compañía Lucas Locus, fundada en 2011 por el protagonista Lucas Escobedo, que posee una notable trayectoria en estas lides de la interpretación con juegos malabares, máscaras, títeres y objetos. Habitación 801 es una breve muestra de estos lenguajes artísticos para indagar sobre la locura a través de las particularidades del único sujeto de la obra. Eso sí, le acompaña un fantoche de gran tamaño en algunas escenas. Escobedo se fusiona con él, como si el muñeco tuviese casi vida propia, y en medio de la cotidianidad, el personaje tiene experiencias alucinatorias. Fue un gran artista. Le asaltan sus recuerdos y revive en su circo imaginario, en un clima delirante con voces en off, aplausos, notas musicales de diversa índole, malabarismos con aros, bolas y pelotas... La historia se inspira en uno de los pacientes de un centro de salud mental. Pero las apariencias engañan. Pueden existir limitaciones, pero también capacidades en la misma persona. La dramaturgia, sin estar amueblada del todo, parte de una buena idea, un pretexto para incluir números circenses que se reiteran en ocasiones. Lucas Escobedo maneja muy bien su función con habilidad y rapidez, y los trastos, las telas y las prendas invaden el espacio escénico. El espectador experimenta la ternura y el componente dramático, o el grotesco trazo de un doctor con máscara que atiende al títere en una situación que exige chispas y mayores posibilidades teatrales. Es una recreación más de su esquizofrénico brote, consecuencia del estrés, de la presión social y del éxito que él obtuvo. Un intento de suicidio y lucha de la marioneta con el hombre, que no es otra cosa que una batalla consigo mismo, en pro de la superación. Piero Steiner y el alicantino Lucas Escobedo son los directores del montaje presenciado en el Arniches por público adulto que aplaudió al concluir los 60 minutos, que se valoran positivamente, aunque se esperaba algo más pese al ingenio y al buen enfoque. Bueno es el circo-teatro, medio de expresión y fusión de culturas.
