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Desde mi terraza

La vocación

Vaya temporadita que llevamos... ¿Eh? Cada mañana después del desayuno me dedico a retirar las flores secas que ya inundan mi terraza, tan castigada por el viento, en una práctica necesaria para que la floración continúe pujante y que realizo a diario siguiendo los consejos de mi amiga Marisu Paternina; es eficaz. Y mientras mi perra dormita al sol, siempre cerca de mí, me dedico a pensar un poco, también con resultados eficaces porque meditar ayuda a mantener o corregir las convicciones. Y respiro con cierto optimismo pensando en las muestras de fortaleza con que dos colectivos, los pensionistas y las mujeres, han demostrado en los dos últimos meses tomando la calle para gritar y exigir unas reivindicaciones justísimas: se acabó la ley del silencio. Los mayores (me niego a utilizar la palabra «viejos») ya han conseguido un aumento de las pensiones-aunque pírrico- seguramente como concesión del Gobierno en una clara precampaña electoral, advirtiendo de que las manifestaciones callejeras continuarán si no se blindan las pensiones. Y ya corre por las redes la idea de crear un partido político que agruparía a las personas de la llamada «tercera edad», reivindicando el valor de la experiencia de un colectivo formado por ocho millones de personas. En cuanto a las mujeres, su voz ha sido más atronadora que nunca; a la exigencia de equiparación salarial con los hombres, y un tratamiento igualitario en todos los sentidos, que ya se hizo patente en las manifestaciones del mes de marzo, se une ahora la disconformidad con una sentencia muy discutida (y discutible) sobre la calificación de los hechos perpetrados por la conocida como «manada» en los sanfermines del pasado año. Por fin una bocanada de aire fresco en un ambiente irrespirable, y que pone de manifiesto la vocación de ser personas. Y de vivir con la dignidad que ser persona conlleva. Me detengo ahora en un pequeño (aparentemente) detalle: la ratificación del señor Paco Sanguino como director del Teatro Principal. Y les confieso que me temía lo peor; hasta ahora era práctica frecuente deshacerse de los equipos al frente de muchas instituciones cuando se producía un cambio de color político en el ayuntamiento, sin tener en cuenta la eficacia o no de las personas al frente de las mismas. Don Luis Barcala es el nuevo alcalde de Alicante; por mucho que su cargo sea fruto de una traición, es el nuevo alcalde. Y me parece muy positivo que haya empezado aplicando algo tan elemental como sentido común, al ratificar a Sanguino en su puesto, cargo que sería más lógico que desempeñara en virtud de un contrato y no por una cuestión de confianza. Sea como fuere, el alcalde ha actuado con sensatez, permitiendo que el director del teatro tenga un poco más de tiempo para consolidar su proyecto artístico-cultural. Luis Barcala es un abogado alicantino, y por lo tanto se le supone conocedor de nuestro carácter y de las necesidades de la ciudad; también me parece una persona poco estridente, de formas educadas y al que en alguna ocasión he visto en un concierto, lo que desde mi punto de vista es esperanzador en lo que al terreno cultural se refiere. Si a partir de ahora le vemos en el teatro, será señal de que se preocupa por conocer en profundidad las circunstancias de un contenedor artístico tan importante para la ciudad, y que ha sobrevivido en circunstancias económicas casi heroicas. Para ser un buen político hay que tener vocación de servicio público, ser honrado y un trabajador incansable; para ser alcalde hay que ostentar (y practicar) otras muchas cualidades además de las citadas. Si es capaz de rodearse de un equipo eficaz sobre el que ejercer su liderazgo, con mano firme pero equilibrada, la ciudad saldrá beneficiada. Y en este año que queda para las elecciones municipales es lógico pensar que se afanará en allanar el camino a un mandato más largo. Los alicantinos esperamos que no quede todo en una estrategia para prolongar un mandato que posteriormente defraude; los alicantinos no nos lo mereceríamos. Demuestre el señor alcalde que tiene verdadera vocación de alcalde.

P.D. Vayan a ver La ternura, la obra de teatro que este sábado se representará en el Principal. Me lo agradecerán.

La Perla. «Maestro... ¿nunca dudáis de vuestra vocación?». «Todos los días al levantarme y al acostarme, el resto del tiempo estoy demasiado ocupado como para preocuparme de la duda» (Pregunta del protagonista de la película El Médico a su maestro, el genial Ben Kingsley).

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