Javier Fesser estrena su último filme de título Campeones, que narra de un modo divertido las vivencias de un equipo de personas con discapacidad intelectual y la historia de un entrenador de baloncesto profesional que, para evitar la cárcel por conducir ebrio, tiene que realizar trabajos sociales y entrenar a un grupo de discapacitados, y sucede, como tantas veces, que lo que comienza como un problema para el protagonista acaba convirtiéndose en un aprendizaje de vida.

Y es Fesser un director de cine nacido en Madrid, dotado de un personal sentido del humor y de un especial talento, que es conocido entre otros por sus filmes El milagro de P. Tinto y Camino, dirigiendo ahora una entretenida película, que retrata a unos personajes que nos muestran una gran dignidad, generosidad y humanidad, planteando un relato con elementos de humor y de drama, con una actitud inicial de prejuicios y recelos por parte de ese entrenador de baloncesto profesional antipático y problemático en principio, que va cambiando progresivamente ante el optimismo y la bondad de sus nuevos jugadores.

Y es que los prejuicios son actitudes hacia otros que usamos para etiquetar y valorar a personas desconocidas y que podemos reducir a través del contacto, pues al conocer a una persona podemos darnos cuenta de que quizá no es como imaginábamos, siendo bueno en todo caso mantener una actitud abierta y tolerante con la idea de que siempre podemos aprender de los demás, y crecer como personas en ese contacto y sociabilización.

Y ello porque los prejuicios implican juzgar a las cosas o a las personas sin conocerlas, con un talante habitualmente negativo hacia alguien o hacia algo, por lo cual se tiende a generalizar, creando un esquema cognitivo que nos lleva a ordenar la información de un modo incorrecto, generando emociones negativas, siendo muy posible que la conducta prejuiciosa no sea adecuada al estar basada en una visión distorsionada, errónea o incompleta de la realidad.

Lo que lleva a que los prejuicios sean difíciles de eliminar, puesto que las personas creen en ellos, dificultándose el cambio, por lo cual es adecuado antes de decir o de pensar algo sobre una persona o una situación, tomarse el tiempo necesario para su conocimiento, sabiendo que muchas veces hay un mayor aprendizaje y enriquecimiento emocional con las diferencias que con las coincidencias.

Siendo fundamental por ello el respeto a los demás, del mismo modo que deseamos que a nosotros nos respeten, y aplicándose este principio, no criticar sin motivo a otros, como no te gustaría que lo hicieran contigo, para lo cual hay que desarrollar la empatía, escuchando con atención, y procurando entender y conocer a los demás, apreciando la diversidad, y estando siempre en disposición de aceptar, comprender y aprender de los otros.

Como le sucede al personaje interpretado por ese gran actor que es Javier Gutiérrez, en esa buena comedia que es Campeones, en la que los protagonistas que interpretan a los jugadores del equipo de baloncesto son actores con discapacidad intelectual y sin ninguna experiencia, en un filme sensible y digno, con el que me he reído pero que también ha tenido la virtud de hacerme sentir emociones de ternura, humanidad y bondad.