Supongo que fue hace ya demasiados años, porque recuerdo que aún éramos unos jóvenes políticamente inexpertos que militábamos en las Juventudes Socialistas, cuando tras mostrar algunas discrepancias políticas con el entonces senador Ángel Franco, éste nos espetó una frase que, con el paso del tiempo, ha resumido al menos una parte de su actividad política: «Os voy a aplastar y a laminar».

No me cabe duda alguna a estas alturas, con una mochila bastante más cargada de experiencia vital y política, que el ahora exsenador ha supuesto un lastre definitivo para el desarrollo político del socialismo alicantino, porque a ese afán suyo de aplastar y laminar al disidente ha unido históricamente su capacidad de interponer dirigentes de paja que ha usado a su antojo para sus sucias batallas internas y que luego, como si se tratara de simples pañuelos desechables, arrojaba ya usados y sucios en cualquier lugar.

A pesar de que intento hacer memoria no conozco ni creo que nadie nos pueda señalar una sola aportación destacable de este veterano dirigente político para solucionar alguno de los problemas de la sociedad alicantina, y como al menos yo creo que la política trata básicamente de eso no les extrañará que diga que políticamente, si hablamos de política con mayúsculas, este personaje es absolutamente prescindible.

Pero si hablamos de lo que popularmente se llama fontanería interna en un partido político, ahí la cosa cambia, es decir si de lo que se trata es de controlar asambleas vacías de contenido, diseñar ejecutivas inútiles, destruir grupos municipales, dinamitar puentes con otras formaciones de izquierdas o mantener contactos frecuentes con la parte más corruptora y corrompible de la sociedad alicantina mientras se pierden todas las elecciones posibles, si hablamos de eso, tenemos que quitarnos el sombrero ante un auténtico especialista.

Las que hemos estado en primera fila y hemos cosechado alguna importante derrota electoral sabemos lo difícil que es ganar elecciones, pero eso mismo nos debe obligar a no acostumbrarnos ni a acomodarnos en la derrota.

Hace no demasiado tiempo el último alcalde saliente, entonces avanzado pupilo y declarado admirador del exsenador, tras aparecer este último en unas comprometedoras grabaciones aparentó, en connivencia con otros dirigentes que al parecer profesaban en València su misma admiración, que Ángel Franco abandonaba la militancia en el PSPV-PSOE y se le abría un expediente disciplinario. El tiempo nos demostró que nos mintieron y que nada de eso fue verdad, es más, debería de haber sido apartado del Comité Federal y fue uno de los que con su voto propició la caída de nuestro secretario general Pedro Sánchez, pero lo traigo ahora a colación para ilustrar otra de las habilidades que posee como fontanero el actual responsable máximo del socialismo alicantino, una habilidad que tiene que ver con la toxicidad, con su capacidad de envenenar cualquier ámbito de decisión política en nuestro partido, con su capacidad de poder torcer voluntades en su particular beneficio. Supongo que aquí también el paso del tiempo nos mostrará algún día qué cartas muestra habitualmente cuando juega esas partidas.

Y así, poquito a poco, tras una lista que sería interminable enumerar de compañeras y compañeros usados y desechados, y de otras y otros aplastados y laminados llegamos al momento actual con un Ángel Franco dominador absoluto de la asamblea y de la agrupación local con un número de votos que apenas llega a una cuarta parte del censo total y capaz como siempre de cualquier cosa pero cometiendo, a mi juicio, uno de sus pocos errores políticos, dejar absolutamente en evidencia al secretario general del PSPV-PSOE y president de la Generalitat Ximo Puig.

Mi parte emocional y romántica quiere creer que esta vez sí que alguien se tomará la molestia de apartar definitivamente esta rémora, que disolverán la agrupación de Alicante, sin gestoras, directamente nos disolverá, y nos dará la esperanza de que en un futuro cercano nuestra agrupación local volverá a activarse y a intentar al menos ser útil para nuestra sociedad, pero mi parte más experimentada en temas internos me dice que no me ilusione en vano y que haga memoria.

No sé cuál será el final de esta historia, pero sí sé que si las cosas siguen así, en las próximas elecciones municipales el PSPV-PSOE no pasará de tres concejales en nuestra ciudad y que Ximo Puig echará mucho de menos los votos de Alicante. Situación que, evidentemente, no me gustaría nada.

Dicho lo cual, que cada palo aguante su vela. No sé si me explico.