La ciudad sufrió un nuevo ataque a su dignidad democrática en el pleno de investidura. Las trampas han vuelto a ganar. Siempre pasa cuando la derecha llega al poder en Alicante. Es terrible en términos democráticos y hay que exigir explicaciones. Las trampas que no conocemos, y quizá nunca sabremos, han estado en el «Belmontazo» perpetrado.

Los intereses personales -confesables o no-, y ajenos al interés general, de la Sra. Belmonte y su entorno, la desvergüenza insultante con que se ha comportado el Sr. Sepulcre en el proceso de investidura, y el inmovilismo y tacticismo cobarde y cortoplacista de Ciudadanos, incapaz de aportar nada a esta ciudad en tres años hasta niveles absolutamente exasperantes, han permitido llegar de rebote a la Alcaldía de la ciudad a un solitario Barcala, al que ni incluso buena parte de los suyos quería ver en esa responsabilidad. Vamos a peor, ni la ciudad se merecía el minigobierno socialista, ni ahora, mucho menos, otro minigobierno de rebote y además auspiciado con la sombra de un «Belmontazo».

En Compromís ejerceremos una oposición contundente. Porque no nos fiamos del PP, y menos todavía viendo cómo han vuelto a acceder al poder. Vamos a estar vigilantes para que el gobierno de la prórroga del PP no venga acompañado de la corrupción de sus mandatos anteriores, de volver a entregar la ciudad al mejor postor, de su incapacidad para sacar adelante las inversiones, de dilapidar la buena gestión económica realizada, o de su incapacidad y sectarismo para continuar los buenos proyectos emprendidos en estos tres años.

Con Barcala se cierra un mandato marcado por un gobierno progresista fallido, que no ha sabido incorporar a la ciudad la dinámica de gobiernos del cambio. El PP no ha ganado nada, ha accedido a una prórroga de este mandato por la puerta de atrás y de forma muy extraña. Mientras, la ciudad ya mira al 2019, harta de la debilidad e inestabilidad municipal.

Pero no solo podemos buscar la responsabilidad de lo que ha pasado en la parte de derecha del tablero político alicantino. La izquierda debe reflexionar mucho sobre cómo hemos llegado hasta aquí. Sobre lo que hemos hecho, y cómo lo hemos hecho. No se trata únicamente de pedir perdón o de hacer autocrítica, que en Compromís hace tiempo que la hicimos públicamente. Se trata de regenerar el conjunto de la izquierda alicantina.

Como comentaba el otro día una persona de izquierdas de la ciudad, el cambio político ha pasado en estos tres años de llenar de mariposas los estómagos de la ciudadanía progresista, a acabar produciendo acidez de estómago. Hay que asumirlo, y por lo tanto la clave para consolidar futuras mayorías progresistas en la ciudad pasa por reilusionar a la ciudadanía. Pero esto no es una cuestión de voluntarismo político. Hay que recuperar la credibilidad política para volver a gobernar, y para ello deben pasar determinadas cosas en el ámbito de la izquierda de la ciudad:

1-. Pasa porque Compromís asumamos con convicción y fortaleza el liderazgo progresista que se nos exige. Que seamos capaces de ofrecer un Proyecto de Ciudad serio, posible, trabajado e ilusionante. Una alternativa de gobierno, que Compromís quiere, puede y debe liderar, capaz de seducir a la mayoría ciudadana que va a ser muy crítica y recelosa después de la experiencia de estos tres años, pero que, a pesar de todo, quiere seguir rompiendo la maldición de las Alcaldías de esta ciudad, y quiere volver a creer que es posible la cooperación leal entre las sensibilidades políticas progresistas.

2-. Pasa por asumir en el PSPV-PSOE que, y si aquí no reaccionan tendrán que hacerlo en València, o se regeneran internamente o seguirán formando parte del problema de la ciudad y no de su solución. Así de claro. Además, deben asumir su responsabilidad en alargar la degradación de la crisis del Sr. Echávarri hasta extremos delirantes e insoportables, que hicieron muy complicado una resolución satisfactoria de una nueva investidura.

3-. Pasa porque el espacio de EU/Guanyar/Podemos clarifique su apuesta de futuro para 2019, una vez que las fórmulas electorales que inventaron en 2015 están reventadas. Para ello han de renovar unos liderazgos políticos totalmente amortizados y que representan un claro tapón a la capacidad de sumar de la izquierda. Y deben tomar una decisión trascendental que no han sido capaces de aclarar en este mandato. Si quieren ser gobierno, o quieren ser oposición, porque las dos cosas a la vez es imposible y es una de las causas centrales en el fracaso del gobierno plural que compartimos.

No podemos quedarnos en el lamento durante mucho tiempo. Hay que pasar el duelo rápido. Vamos a recomponernos para volver a ganar. Sin trampas. Haciendo las cosas bien, pero sabiendo cada uno que más allá de autocríticas hay cosas que deben cambiar para que la ciudadanía vuelva a confiar en la capacidad de gobernar de la izquierda. En Compromís lo haremos, desde el liderazgo que nos hemos ganado en estos tres años. Porque sin ese liderazgo no podrá existir un gobierno real del cambio.