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Desde mi terraza

Teatro, puro teatro

El domingo disfruté viendo a seis magníficos actores que, sin fisuras interpretativas, se enfrentaron a un texto que originariamente fue película: Smoking room, una comedia dramática sobre la cotidianidad de una oficina; esta semana veremos la reposición de una obra inmortal, Calígula (el hombre que quería ser Dios) de Albert Camus, procedente de los festivales de Mérida y Grec de Barcelona, que interpreta un joven y no muy conocido actor catalán, Pablo Derqui. En el recuerdo, siempre, la ya interpretación icónica de José María Rodero. Pero el mayor aliciente, además de las siempre impresionantes reflexiones existenciales del personaje, será descubrir la mirada con la que un director tan interesante como Mario Gas se acerca a este clásico; lo que me hace esperar con impaciencia la única representación del próximo viernes. Y ya el fin de semana de nuevo nos visita la incombustible Concha Velasco, que se embarca en una aventura teatral bajo la dirección de su hijo Manolo (Manuel M. Velasco) que también es el autor del texto de El funeral. Confieso que me asalta la curiosidad: contrariamente a lo que pueda pensarse sobre las facilidades con que un autor cuenta al presentarse bajo los auspicios de una madre tan famosa, creo que existen más riesgos que ventajas porque su trabajo como autor y director será mirado con lupa por la crítica; y junto a madre e hijo, la refrescante presencia de Antonio Resines en una de sus poquísimas apariciones teatrales. Resines es uno de los actores más queridos por los españoles, y su frecuentes intervenciones en cine y televisión son siempre celebradas por el público. Recuerdo su visita a Alicante a finales de los años 80, acompañado por Magüi Mira y Maribel Verdú, (esta última masacrada por la crítica local) representando el Miles gloriosus de Plauto; la representación se celebró en el colegio público de Benalúa, al aire libre y con entrada gratuita, como era costumbre en aquellos ciclos teatrales veraniegos que el Ayuntamiento llevaba a cabo en diversas plazas de la ciudad; y, aunque un servidor fue el programador de dichos ciclos, nunca estuve de acuerdo con el concejal José Antonio Martínez Bernícola, que en paz descanse, en cuanto a la gratuidad de las entradas que siempre acogía a algún sector del público poco interesado en el hecho teatral, molestando para un correcto desarrollo de las funciones. Sea como fuere, lo cierto es que fue un éxito de público y una forma de que, gracias a esas representaciones de las que yo discrepaba por la falta de condiciones exigibles, seguramente acercó al teatro a un público no habitual de esta manifestación artística. Ahora veremos en buenas condiciones a Antonio Resines, treinta años más tarde y en el cenit de popularidad, cuajado como actor, pero por ello con más responsabilidad que nunca. Pero, amigos lectores, la función que más me interesa esta semana es la que tendrá lugar mañana (hoy para el lector) en nuestro ayuntamiento, porque se llevará a cabo otra representación que promete: el pleno para la elección del nuevo alcalde o alcaldesa que deberá regir la ciudad en el año que queda de legislatura municipal. Ya olvidada la dimisión del exalcalde Echávarri, (ya saben, «A rey muerto rey puesto»), su sucesora temporal Eva Montesinos se ha visto obligada a realizar una auténtica obra de orfebrería para conseguir el único voto que le falta hasta llegar a los 15 necesarios para tomar posesión como alcaldesa. Y un día antes del pleno, sus gestiones eran todavía una incógnita puesto que dependen de la aceptación de una concejala tránsfuga de Guanyar (nombre, como saben, de una coalición de izquierdas que formó parte del tripartito gobernante hasta hace unos meses), que ha supeditado su voto a determinadas condiciones. Que el gobierno de una ciudad dependa de esta circunstancia, francamente me parece kafkiano. El mantenimiento en el poder del Partido Socialista pende de un hilo y el gobierno municipal puede dar un vuelco para otorgar la alcaldía al Partido Popular. Todo me parece irregular y hasta algo frívolo, por mucho que la ley es la que es. Así que la semana se presenta muy teatral, se mire por donde se mire. Se levanta el telón; que Dios nos coja confesados?

La Perla. «Dicen que si te apuntas al gimnasio de la Universidad Rey Juan Carlos se adelgaza sin ir» (Popular).

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