Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arturo Ruiz

Opinión

Arturo Ruiz

Limpiemos el templo

La sabiduría es frágil y hay que salvaguardarla bien porque además es peligrosa para el poder: hace que la gente se pregunte cosas

Theodor Adorno nos mandó a estudiar. En el siglo XX que le tocó vivir, tan repleto ya de tecnología y acción, tan práctico, donde las clases populares tomaron por primera vez la política y la opinión pública, el filósofo de la Escuela de Frankfurt recomendó parar de vez en cuando, volver a las aulas y usar sus bibliotecas para recuperar las cosmovisiones del mundo que habían trazado los sabios. No hay buena práctica sin teoría. Adorno recuperó aquello de que sólo la sabiduría os hará libre que suena tan marxista, pero que ni siquiera inventó Marx: ya lo hicieron los griegos clásicos cuando entre guerra y guerra ocupaban las ágoras para perseguir las cavilaciones de Sócrates. En la Edad Media nacieron las universidades para salvaguardar papiros, pergaminos y palabras del mundo en llamas que arrasaban los caballeros y las espadas de los reyes a sangre y mamporrazos. La sabiduría es frágil y hay que salvaguardarla bien porque además es peligrosa para el poder: hace que la gente se pregunte cosas. A partir del Renacimiento fueron las universidades las que empezaron a cuestionar porqué había que aceptar por decreto los preceptos de la monarquía divina, lo que desató menudencias del calibre de las revoluciones burguesas y de la Ilustración; después lucharon contra los dictadores, siempre tan proselitistas de la ignorancia, con barricadas en las aulas pero también con libros. La Universidad ha de ser independiente y por eso es tan inquietante el caso de Cristina Cifuentes: más allá de otro escándalo de corrupción en las pesadas alforjas de la gente de Rajoy, su caso denota el riesgo de que las sombras del poder entren en el ágora para hacerla cautiva y convertirla en un mercado de relaciones, contactos, autopistas para advenedizos, trapicheos y juegos de tronos. Si Adorno aún vivera nos mandaría de nuevo a estudiar porque ahora se estudia muy poco. Pero antes nos aconsejaría que empezáramos a limpiar de mercaderes el templo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats