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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Un euro lógico

Hay un cuento de Salinger (el titulado Teddy) en el que un personaje le dice a otro que la manzana de la que comieron Adán y Eva estaba llena de lógica.

-Lógica y cosas intelectuales -añade.

Significa que desde entonces, desde el principio de los tiempos, vivimos atrapados en una racionalidad que nos impide ver las cosas como son. La manzana de Adán y Eva me trae a la memoria la de Newton, que quizá era la misma. Las dos estaban llenas de lógica y de gravitación universal. Tal vez la manzana podrida del famoso cesto de manzanas que contamina a todas las demás era también la de Newton y la de nuestros primeros padres.

Hoy, en el taller de escritura, he hablado a los alumnos de este asunto: del punto de vista desde el que nos obligan o nos obligamos a contemplar la realidad para que nada revolucionario surja de ella. Y de lo difícil que resulta escapar a sus leyes, a las leyes de la lógica y de la gravitación universal, culpables de que uno se mate si se arroja desde un sexto piso. Comprendí enseguida, por la expresión de sus rostros, que no entendían lo que pretendía decirles. Tampoco lo comprendía yo. Con frecuencia hablo de asuntos que no entiendo en la esperanza de que los entiendan ellos. Siempre les invito a escribir de las cosas que ignoran porque las que conocen carecen de interés. Conviene añadir que aquello que ignoramos duerme en una parte de nosotros, en una de nuestras habitaciones interiores, a la espera de que alguien llame a la puerta. No tenemos ni idea de la cantidad de las cosas que sabemos sin estar al corriente de que las sabemos.

El día, afuera, se mostraba gris, lluvioso. Dos de los alumnos se pusieron a hablar en voz baja. Se rieron brevemente, como si se hubieran contado algo gracioso. Me molestó y les dije que si querían hablar salieran de la clase. Se creó un ambiente tenso, de una tensión lógica, la misma lógica, pensé que contenía la manzana de Adán y Eva, y la de Newton, pero también la del famoso cesto de las manzanas sanas. La lección del día se fue al traste. No había traído paraguas y llegué a la boca del metro empapado. Un músico, al final de las escaleras mecánicas, cantaba una canción de Antonio Vega. Eché un euro lógico en la funda de su guitarra.

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