Ascalón era una de las más poderosas fortalezas que los cruzados trataron de conquistar en más de una ocasión. En 1153, Balduino III de Jerusalén, acompañado además de por su ejército por caballeros hospitalarios y templarios, toma la decisión de realizar un asedio definitivo sobre la fortaleza. Tras casi medio año de asedio, los cruzados consiguen abrir una brecha en la fortaleza que parecía indicar el principio del fin para los defensores. Pero sorprendentemente, los caballeros templarios se lanzaron sobre la brecha y dividieron sus fuerzas, una mitad entró dentro de la fortaleza y la otra mitad se quedó impidiendo que el resto de cruzados entraran en la misma para evitar tener que compartir el suculento botín. Tras la inicial sorpresa, los defensores de la fortaleza masacraron a los escasos templarios que habían conseguido entrar y cerraron la brecha ante el enfado de Balduino, que debió pensar lo mismo que el político español Pío Cabanillas dijera ocho siglos después «cuerpo a tierra, que vienen los míos».

La gestión de equipos es algo fundamental, muy valorado en el mundo empresarial y que en ocasiones parece despreciarse desde el punto de vista político, demasiado centrado en el presente muy cercano, pero condenando el futuro a medio y largo plazo. Tras la dimisión del alcalde Echávarri, este parece ser el blanco de todas las críticas por la pésima gestión del triparto que se había hecho con el poder municipal en Alicante. Pero a mí me gustaría centrarme más que en esos errores personales, en la infame gestión del equipo que han llevado a cabo, no sólo Echávarri, sino también las otras dos cabezas visibles del mismo equipo, Pavón y Bellido.

Ray Krok, fundador de McDonalds, dejó una serie de frases interesantes que pueden explicar el triste fin de este primer período del tripartito. La primera de ellas es la de «Sólo eres tan bueno como las personas que contratas». Con un equipo de nivel tan bajo como el formado por los concejales del equipo de gobierno, la alternativa inteligente hubiese sido apoyarse en los funcionarios del Ayuntamiento y la de seleccionar un equipo de asesores capacitados para apoyar en ese gobierno. En la mayoría de los casos no fue así, y se han cometido errores de gestión notables, algunos que les han impedido solucionar los problemas básicos de los alicantinos, como la limpieza, y otros de los cuales precisamente han conducido al principio de su final, como el famoso fraccionamiento de contratos. Otra de las inteligentes frases de Krok es la de «Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos». Desde el minuto siguiente a que posaran sonrientes con la vara de alcalde, ni Echávarri, Pavón o Bellido han jugado en equipo. Cada uno de ellos ha tratado de sacar adelante sus competencias de forma individual y, de paso, cuando podían, han puesto palos en las ruedas a sus otros compañeros de equipo.

Otra de las máximas de la gestión de equipos es la de «alabanza pública y reproche en privado». Máxima que mientras en la Generalitat se cumplía, es apreciable el respeto público que se han mantenido Ximo Puig y Mónica Oltra, se olvidaba aquí, dados los enfrentamientos continuos, redes sociales incluidas, que han tenido los líderes de la izquierda en la ciudad de Alicante.

Si el tripartito no era capaz de llevar a cabo las directivas fáciles, el de la toma de decisiones en común y unidad de acción ya era algo de ciencia ficción, asuntos como Ikea, veladores, apertura comercial en festivos eran campos de batalla a los que los alicantinos asistíamos sin saber cuál era la estrategia del equipo de gobierno.

En política, pactar y gobernar conjuntamente se trata de eso, de sacar el mayor provecho a cada una de las partes. Tres programas políticos diferentes no se pueden llevar a cabo, y por eso debes asumir que debes pactar e incluso asumir algunas propuestas que no te convencen a cambio de poder ejecutar algunas de tus propuestas que no convencen a tu socio. Y por supuesto en muchas ocasiones es posible desde posiciones diferentes llegar a soluciones que mejoran las individuales.

En breve tendremos nuevo alcalde o alcaldesa en nuestra ciudad, al que deseo la mayor de las suertes, pero le recomiendo que, en vez de echar la culpa a oposición, medios de comunicación y jueces, estudie los errores y no los vuelva a cometer. Como ocurrió en el asedio a Ascalón, tras el fiasco de aquella incursión, los cruzados ya no repitieron aquel error y juntos consiguieron días más tarde tomar la fortaleza.