Le conocí demasiado tarde. Me lo presentó nuestro común amigo Cholas hace menos de dos años. Yo estaba recabando datos para escribir un monográfico sobre la historia del diario INFORMACIÓN, con motivo de su 75 aniversario.

Quedamos a tomar café en una terraza de la plaza Luceros. La conversación duró varias horas, pero se me hizo corta. Hablamos luego por teléfono otras veces. Tenía 94 años, pero su aspecto físico era bueno. Supongo que sobrellevaba como podía los achaques propios de su edad, pero su mente la tenía lúcida. Me abrió las puertas de su memoria con una gran generosidad. Fue un regalo espléndido que supe valorar y le agradecí. Era el único superviviente de la primera redacción de este periódico alicantino.

Isidro nació en Monóvar el 7 de agosto de 1922. Con 19 años, fue corresponsal de INFORMACIÓN en su pueblo natal desde el nacimiento del diario, en julio de 1941. Cuando se licenció en Alicante del servicio militar, ingresó en la redacción de la calle Quintana, primero en meritoriaje y luego de plantilla. Estudió en la Escuela Oficial de Periodismo y obtuvo el carné n.º 2.191 el 12 de mayo de 1952.

Durante décadas firmó innumerables noticias y artículos con su propio nombre, tan interesantes como aquellas columnas tituladas «Ventana abierta», pero también con seudónimos como Ifach, Monje o Curro Vargas, cuando eran críticas taurinas. Entrevistó a personajes tan importantes como Óscar Esplá, Gastón Castelló, Santiago Bernabeu o Camilo José Cela.

Tenía como compañeros de redacción a periodistas como Vidal Masanet, Orly, Fernando Gil... Con todos ellos tenía una gran amistad, si bien fue con Pedro Rodríguez con quien llegó tal vez a intimar más. Isidro fue el único periodista alicantino que asistió en Vigo como invitado a la boda de aquel célebre periodista que hubo de marcharse a Madrid porque el entonces gobernador civil alicantino, Luis Nozal, no soportaba sus críticas.

Isidro me contó infinidad de anécdotas ocurridas en aquella época difícil para la prensa, en la que los periodistas de vocación se hallaban permanentemente en el filo de la navaja, procurando ser lo más leales posibles con sus lectores, pero sin provocar las represalias censoras de las autoridades franquistas.

Isidro revitalizó la Asociación de la Prensa alicantina cuando accedió a su presidencia en julio de 1969, consiguiendo un local propio. Lo fue hasta 1982. También fue el director de La Hoja del Lunes.

Marchó a Madrid hacia 1982. Allí trabajó en la revista «Fotos» hasta su jubilación, en 1986. Entonces regresó a Alicante, donde ha vivido hasta su ahora.

Descanse en paz.