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Jorge Fauró

Opinión

Jorge Fauró

El fantasma del Sureste

En tiempos pasados en que los manifiestos y las declaraciones de cierta importancia se envolvían en un aura literaria de solemnidad, el documento que ayer rubricaron los presidentes valenciano y murciano, el socialista Ximo Puig y el popular Fernando López Miras, podría haber incluido una introducción a la manera del Manifiesto Comunista de Marx y Engels: «Un fantasma recorre España, el fantasma del Sureste». El espectro, que ya se asomó en la Transición cuando algunas voces sugerían un Estado de las autonomías que agrupara en una sola a las provincias de Alicante y Murcia, aparece de tanto en cuanto cuando ambos territorios ponen sobre el tapete elementos comunes fruto del agravio del Gobierno y cuando a la Generalitat le conviene no trenzar germanías con Cataluña y activar el modo «ofrenar noves glòries a Espanya».

No está mal sacar al fantasma de vez en cuando y recordar que dos provincias (o comunidades) partidas por una frontera autonómica comparten un mismo problema y requieren la misma solución: Tajo-Segura, Corredor Mediterráneo, carreteras, aeropuerto. Al difunto exalcalde de Benidorm Vicente Pérez Devesa le gustaba utilizar a menudo una frase atribuida a un secretario municipal: «Qué sabe la naturaleza de los límites geográficos que le pone el hombre».

La semántica del aserto y declaraciones como la que acaban de firmar los dos presidentes parecerían más coherentes si la cuenca del Segura no tuviera que reclamar agua a los embalses de Castilla-La Mancha y éstos, a su vez, no la recibieran del Júcar, un trasvase que la provincia de Alicante lleva años pidiendo y que continúa siendo foco de resistencia entre los regantes de Valencia. Mejor aliémonos con Murcia y reivindiquemos ante Madrid, no vayan a molestarse en la provincia hermana del norte.

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