¿Alguien recuerda las veces que nos han dicho que hemos salido de la crisis? Parece evidente que hay dos realidades paralelas: la de la macroeconomía y la del día a día. Los grandes números esconden una realidad cotidiana, y que afecta a mucha gente, que no se corresponde con el discurso triunfal de los gobernantes. Éstos parece que tienen obsesión en distorsionar la situación, cuando no le es favorable. El ejemplo de Zapatero negando de la crisis hasta su pronunciación pública y, al poco, diciendo aquello de que ya se veían nacer los primeros brotes verdes, que ya hacía falta tener buena vista para ver lo invisible, es de antología. Con Rajoy no hay matices, según él, se encontró un secarral que le habían dejado (aunque casi todas las CC AA y grandes ayuntamientos eran del PP, y algo tendrían que ver con la situación heredada) y, ahora, nos vende, no unos brotes verdes, sino un auténtico Edén, casi un Paraíso Terrenal. Sólo hace falta votarle los Presupuestos para acceder a él.

Estamos en una ciudad y en una provincia que es un buen botón de muestra de la realidad. Casi seis años y medio después de que el PP ganara las elecciones, sigue habiendo 154.828 personas en la provincia de Alicante inscritas en el paro. De las no inscritas ni se sabe. Con los datos de marzo, recién publicados, el paro ha bajado en 4.840 personas en la provincia, aunque curiosamente en el sector Industria sólo lo ha hecho en 9 y en el de Servicios, especialmente la hostelería, lo ha hecho en 4.645 personas. La Semana Santa se ha notado de forma casi milagrosa. El futuro y la calidad de esas contrataciones también necesitaría de milagros para sostenerse. El empleo creado es muy precario y con bajos salarios y peores cotizaciones. Los contratos por horas se extienden. Así pronto no habrá ni parados, todos trabajarán, aunque sean unas horas al mes.

Hasta una entidad tan poco sospechosa como Ineca denunciaba, hace unos días, que «los bajos salarios que se pagan en la provincia de Alicante complican la recuperación, que la mejoría económica está siendo demasiado lenta y que los sueldos son más bajos que hace una década».

Se paga poco y se cotiza poco. Es un problema crónico en esta zona. Ahí debe estar una de las razones de que las pensiones, en la provincia, estén entre las más bajas del Estado. Con datos de marzo pasado, el número de pensiones aquí es de 312.970. De ellas, nada menos que el 30,25% son mínimas, con una pensión media de 598,30 euros al mes. Que después de cinco años subiendo el 0,25% a estos pensionistas, y después de multitudinarias manifestaciones, Rajoy ofrezca el 3% (pasarían a cobrar 616 euros al mes, nada menos), con el chantaje de que hay que aprobarle el Presupuesto regresivo que ha presentado, es sintomático de por dónde va la famosa recuperación económica.

Si los pensionistas están siendo víctimas de las políticas del PP, y también de Ciudadanos que, en estos temas, como casi en todos, siempre acaba apoyando al PP, los parados son otros de los «beneficiados» de estas prácticas: los recortes que introdujeron en las prestaciones y ayudas están haciendo estragos entre los que quieren trabajar y no pueden. Con datos de final de febrero pasado, existían en Elx 24.709 personas inscritas como paradas. De ellas, según CC OO del Baix Vinalopó, 9.426 eran hombres y 15.283 mujeres, casi el doble. Y, lo más preocupante, 13.514 parados inscritos no cobran absolutamente nada, ni un euro. El 54,69% de los parados ilicitanos no ingresa nada. A nivel provincial, esta situación se da en el 50,96% de los casos. En Elx, por tanto, es peor. Es un dato preocupante. Otra muestra de lo bien que sientan las políticas del PP, después de los recortes que introdujeron, es que, de los 11.195 parados ilicitanos que sí cobran algo, sólo 4.095 tienen una prestación contributiva, el resto, o sea, 7.100, sólo cobra algún subsidio, normalmente de 430 euros al mes. Aquí, nuevamente, Elx vuelve a salir malparado, nunca mejor dicho. Si a nivel de la provincia, el 19,82% del total de parados cobraba una contributiva, aquí sólo lo hace el 16,60%.

Son datos que nos muestran que mucha gente en nuestra ciudad no lo está pasando bien, por mucho que hablen de recuperación. Con los bajos salarios que se perciben, las ridículas pensiones que se pagan y las que peor se pagarán y las escasas ayudas a las personas que no tienen empleo, es difícil percibir mejoría alguna y es un porcentaje cada vez mayor de la población ilicitana y, al final, es toda la ciudad la que acaba resintiéndose de la situación.

Todas las administraciones deberían priorizar sus actuaciones para conseguir mejorar la calidad de vida de la población en general pero, a este paso, parece que los brotes verdes no están, ni siquiera, plantados.