David Caballero culminó el lunes una buena faena en el pleno municipal con manejo ortodoxo del capote a una mano incluido, y tras el tercio de varas de su picador estrella, Jesús Pareja, que supo ahormar brillantemente la cuestión de la peatonalización de la Corredora con las puyas justas y suficientes como para dejar la cuestión perfectamente preparada para su lidia y muerte por parte del diestro naranja. El maestro recibió con sobriedad la aclamación popular de los asistentes tras el tercio de muerte que tan ansiosamente esperaban. Nada más reconfortante para un líder que ofrecer a sus espectadores el espectáculo que desean. Y después de uno, otro. Muchas son las plazas en las que torear estos días por toda la geografía nacional y muchos los trajes de luces naranja que veremos hasta las próximas elecciones, siempre dispuestos a recibir el aplauso como recompensa a la entrega y al esfuerzo de mostrar lo que el público busca: placeros, jubilados, policías o quien sea, siempre que sea voto fácil. Porque, como ocurre en el caso de la Corredora, más vale un voto en la urna que ciento volando.

No se trata tanto de que la política se haya convertido en espectáculo, sino de que algunos cargos políticos no son capaces de distinguir entre las dos y reducen sus actuaciones políticas a una función pública con la simple idea de mover circunstancialmente las pasiones. Y como es una función, todo forma parte del espectáculo y no hay cabida a las explicaciones. Digo circunstancialmente, porque ya no podemos estar seguros de nada teniendo en cuenta la situación política actual del gobierno municipal. Todo muta. Hace meses publiqué una columna titulada: ¿Quién es quién en el Mercado Central? Pero nos hemos dado cuenta de que no sólo no sabemos lo que piensa cada grupo político, sino que tampoco por cuánto tiempo, lo que refleja que no existe un plan seriamente definido y políticamente argumentado en beneficio de la ciudad, sino que todo se reduce al interés circunstancial que marcan las elecciones. La ausencia de fidelidad dentro de los propios partidos es un reflejo de la ausencia de fidelidad a las propias ideas, reflejo, a su vez, de la ausencia de convicciones.

¿Por qué David Caballero ha cambiado de opinión y ha dejado en la cuneta a los vendedores del Mercado Central contrarios al proyecto Aparcisa? Por la misma razón por la que ha dejado también a los defensores. El lunes se opuso a la peatonalización única y exclusivamente por una cuestión estética, ya que no era una decisión legalmente vinculante, por lo que consiguió lo que buscaba, mostrarse, por una parte, como adalid de los perjudicados y obtener su aplauso, eclipsando y empujando al PP hacia un lado de la escena y, por otra parte, no aparecer como el responsable de la paralización de la peatonalización, ya que ellos mismos la refrendaron dando su apoyo a los presupuestos que incluían la partida para las obras. Si realmente hubiera querido oponerse, no habría apoyado los presupuestos. Esto es lo bueno de la neutralidad y la ausencia de ideología, que no te compromete con nada ni con nadie, ni tan siquiera con la coherencia política. Ciudadanos no ha cambiado de opinión, simplemente no tiene. Su vocación política es tan universal que cabemos todos, pensemos lo que pensemos, mientras no gobiernen, claro. Jesús Pareja hace honor y sigue escrupulosamente la máxima de su partido «gestión sobre ideología». No importa cómo, dónde o con quién, pero dentro para poder gestionar. Quizá, por esta razón vendió ayer a sus socios del tripartito sacándose de la chistera otro proyecto. Teniendo en cuenta el capote que les echó el lunes al PP y, especialmente, a Cs, no sería extraño ver a Pareja en las listas de Cs en las próximas elecciones; a fin de cuentas, comparten la no ideología.

La cuestión de la peatonalización de la Corredora es sin duda uno de los temas más importantes de este mandato municipal para Compromís, porque ha sido uno de sus compromisos electorales más importantes y no uno cualquiera, sino que es una de las medidas más significativas, que pertenece precisamente a su núcleo programático por el que se caracteriza y se diferencia ideológicamente dentro de la izquierda, una de sus señas de identidad, la movilidad sostenible. Llega tarde, por supuesto, lo que complica su realización por el clima preelectoral: el PSOE que se agota en su propia «autofagocitación» y Pareja buscando nuevo árbol donde hallar cobijo. Pero, más vale tarde que nunca, pues, se juega la credibilidad como partido de gobierno para las próximas elecciones en Elche.

Ciudadanos, por su parte, se está adaptando como ningún otro partido a las nuevas formas de entender la política, que tanto nos recuerdan a Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, en el que argumentaba que había llegado la hora de cambiar la vara de medir la literatura, no tanto por la pureza del arte y la razón como por el aplauso del público. El lunes sólo faltó que David Caballero hubiera terminado declamando los versos del poeta:

Y escribo por el arte que

inventaron

los que el vulgar aplauso

pretendieron,

porque, como las paga el vulgo, es justo

hablarle en necio para

darle gusto.