Lo mínimo que la ciudadanía debería esperar, y exigir por tanto, de los políticos que la representan es que sean patriotas en un sentido amplio, completo. Yo, aprovechando que el ya añorado Hawking (hasta siempre, Stephen) no está para corregir lo que digo, voy a permitirme exponer un apunte sobre la siempre ambigua idea de patria: es, como todo y sencillamente, una realidad, un constructo o un concepto (eso es lo de menos) de carácter y dimensión espaciotemporal.

Hay semipatriotas espaciales: se aferran al territorio, son devotos de las murallas, se empeñan en el ensimismamiento, les encanta lo que les hace creerse diferentes, da igual que sea el Rh, la banderita de turno, la lengua (también de turno) o la delirante soberbia. Para nuestra desgracia y la suya, se apoyan en dogmas que descansan sobre el barrillo, porque desde el espacio (vaya ironía) ni se les ve, como tampoco desde la globalización, desde la diversidad, desde la genética, desde la economía o desde la evolución, es decir, desde la vida misma.

También hay patriotas exclusivamente temporales: son ejemplares humanos que suelen adorar el pasado (tanto que lo redecoran a placer, borran lo no conveniente y lo reescriben a su gusto), te sacan el imperio que fuimos a las primeras de cambio, viven en la añoranza, mascullan frases manidas sobre otros tiempos y viven, paralizados, en el delirante miedo al dónde vamos a parar.

En la provincia de Alicante, ámbito de difusión de este diario INFORMACIÓN, tenemos abundancia de pseudopatriotas de uno u otro tipo. Tengo claro que no nos los merecemos. La pregunta es si ellos se merecen un president de la Generalitat como Ximo Puig, porque en mi opinión, él sí es un patriota completo, espaciotemporal (de aquí y de futuro), aunque el ruido, el humo (eso que tanto nos gusta) y la mala leche política, puedan o quieran engañarnos. En lo territorial, digamos sólo que el Molt Honorable ha venido por aquí casi doscientas veces en lo que va de legislatura y nadie podría decir sin mentir que a pasearse (aunque lo hacen y lo harán), porque los datos y los números cantan.

Centrémonos hoy en la dimensión tiempo. La política debe ofrecer a la ciudadanía nada más y nada menos que Futuro (sinónimo de patria): visión lejana, hoja de ruta, respuestas a las propuestas, complicidad, liderazgo. Eso achica a quienes sólo ofrecen el sueño personal de gobernar la provincia, de quienes guardan la pasta en paraísos lejanos o de quienes acuden de nuevo al pan para hoy y hambre para mañana, versión burbuja inmobiliaria plus.

En Alicante y en ese vector, el nostre president saca muchas cabezas al resto y mira de cerca al más lejos: ante una realidad de cambio exponencialmente acelerado, esta provincia se está armando, convirtiéndose en más adaptable al futuro y más acomodable al éxito. La Agencia Valenciana de Innovación, el Distrito Digital, el impulso a la investigación sobre el envejecimiento y sus oportunidades, el desarrollo de la inteligencia artificial, el coworking, el gaming o la sinergia de todo eso con nuestra economía tradicional, que por supuesto también, nos aporta una Patria que sí vale la pena creer, cuidar, proteger, apoyar, soñar... Y agradecer.