Ha fallecido Manolo Pamies Andreu. Su trayectoria dilatada como informador local, ya queda para la Historia. Sus opiniones y su visión, sobre lo acontecido en Torrevieja, durante los últimos cincuenta años, se conjugan desde hoy en pasado. Deja esposa y cuatro hijos. A todos ellos, como ya hice en persona, les reitero mi sentido pésame por el fallecimiento de este torrevejense. No busquen en estas letras un ejercicio de cinismo, o de «buenismo», ni mío, ni del Partido Popular. Cuando Manolo Pamies tenía que escribir del Partido Popular o del que suscribe, si daba un «palo», lo hacía sin que se le moviera su «Pin» de la República en su visera. Y si alguna vez tenía alguna cosa buena que contar, lo hacía si la actualidad de Las Salinas o las capturas de pescado de los barcos de Torrevieja, no lo impedía. Esto va de respeto y de democracia. Ejerció su libertad, y contribuyó indirectamente en mi opinión, a las sucesivas victorias de Pedro Hernandez Mateo y de Eduardo Dolón, en la Alcaldía de Torrevieja, durante 27 años. No esconderé mis atranques con algunas (no pocas) de sus visiones sobre lo que ocurría en nuestro municipio. Tampoco renuncio a desvelarles que mi primera entrevista en televisión, me la hizo él, cuando yo tenía tan solo 19 años. Por aquel entonces, Manolo me citó como uno de los líderes universitarios que exigíamos al PP en el año 1992, la inmediata construcción de una biblioteca en la ciudad, con horario continuado para que los estudiantes tuviéramos ese servicio. Tal fue la repercusión de la tertulia televisada y dirigida por Manolo Pamies, que el alcalde del momento, Pedro Hernandez Mateo, nos citó en dos semanas para adelantarnos que los universitarios de Torrevieja, obtenían una rebaja del 40 % del coste del servicio de autobús a Alicante y a Murcia, y además se creaba la famosa «Beca a los Universitarios». De todo esto muchos torrevejenses nos beneficiamos, durante muchos años. Manolo Pamies, me criticó y me ensalzó cuando consideró. En ocasiones entiendo que con injusticia. En otras merecidamente. Y le estoy agradecido. Compartí con él su desazón y tristeza por la Torrevieja de hoy. Pero eso es harina de otro costal. Por todo ello Manolo, aunque no sea de mi apetencia ni mi gusto político, si deseo que allí donde arribes, con buen viento y buena mar, seas recibido con un sonoro «Salud y República».