J uan Vicente Caracena, nacido en Elche en torno a 1900, fue un practicante y barbero, dueño de una barbería o «American Salón», como puede verse en la publicidad del año 1928 en la calle Sagasta, o en la calle Canalejas en 1933. Sin que sepamos qué hizo en la Guerra Civil -no hacía falta que hiciera nada, con no ser de la cuerda bastaba-, en la posguerra fue detenido el 8 de agosto de 1939 y estuvo en la cárcel de Elche y el Reformatorio de Adultos de Alicante algo más de un año. Una experiencia muy parecida a la que padecieron los cerca de dos mil ilicitanos que en la posguerra pasaron por las cárceles del franquismo -la cárcel del palacio de Altamira, la Prisión Fábrica nº 2 junto a lo que hoy es el Parque Deportivo y, sobre todo, el Reformatorio de Adultos de Alicante-, en un municipio que, según el censo de 1940, contaba con 46.596 habitantes.

El 8 de marzo de 1942 fue uno de los 67 detenidos en Elche por la Guardia Civil por ser el principal responsable de la distribución de «unas hojas subversivas con un discurso del tristemente célebre Indalecio Prieto, pronunciado ante el presidente Roosevelt, de los Estados Unidos». Su barbería se consideró, además, uno de los lugares donde se reunían desafectos y comentaban las noticias de radios extranjeras, por lo que la Guardia Civil propuso incluso su clausura al gobernador civil, Luis González Vicens. Ingresó de nuevo en la cárcel de Elche en esa misma fecha, conceptuado como «peligrosidad colectiva» y el primero de mayo de 1942 pasó al Reformatorio de Adultos de Alicante, sometido a la jurisdicción militar. Un consejo de guerra celebrado en Alicante el 20 de diciembre de 1944 le condenó a cuatro años de prisión menor y cinco años de inhabilitación «por haber recibido una copia manuscrita de un discurso de Prieto y haber encargado catorce copias que fueron luego repartidas». Fue trasladado a la prisión de San

Miguel de los Reyes -la actual Biblioteca Valenciana- el 27 de abril de 1945 y salió en libertad el 4 de mayo del mismo año. El discurso de Indalecio Prieto, por las fechas citadas, sería un recordatorio al presidente norteamericano F. D. Roosevelt que en España seguía gobernando un dictador, aliado de Hitler y de Mussolini.

En la misma fecha del 8 de marzo de 1942 se detuvo a 66 personas más, de las que hemos encontrado en la investigación realizada por el profesor Francisco Moreno Sáez hasta 59 nombres de ilicitanos. Suponemos que los que faltan hasta los 67 podrían ser vecinos de Santa Pola o localidades próximas.

Por los mismos hechos fueron condenados a tres años de cárcel -por haber hecho más copias-, otras seis personas y otros cuatro más a un año de cárcel. Para todos los demás, seis meses por simplemente haber recibido la carta. Hasta se dio el caso de un analfabeto que recibió una copia y le condenaron igual.

En definitiva, una simple carta recibida desde el exilio llevó a la cárcel a 67 personas, incluidas cuatro mujeres. Por eso, los estudios recientes sobre la represión franquista se centran en la importancia decisiva que tuvo para la propia continuidad de la dictadura. Asuntos como éste dan una idea de la brutalidad de una dictadura y hasta dónde fue capaz de llegar.

Hitler y Stalin fueron responsables del asesinato de 14 millones de personas. En España, Franco dio su consentimiento al fusilamiento de unos 150.000 españoles. En Elche, en los primeros años de la posguerra, 34 hombres fueron fusilados -27 en Alicante y 7 en Elche-, al margen de los fusilados fuera de la provincia -uno al menos en Alcalá de Henares-. De todos ellos, a sólo cinco se les involucró con los asesinatos del verano y otoño de 1936 en el informe que para la llamada «Causa General» realizó el Ayuntamiento de Elche. Otros 13 más fueron condenados a muerte y se les conmutó la pena. Más de una treintena fueron condenados a 30 años de cárcel, más de 200 condenados a 12 años y un día, y otro centenar largo a seis años y un día. Contando el centenar largo de exiliados -y no se equivocaron los que se fueron sino muchos de los que se quedaron-, cerca de 2.000 hombres y mujeres de esta ciudad padecieron la represión franquista, en sus variadas modalidades, de principio a fin de la dictadura.