Aún no hemos terminado de enterarnos de una noticia cuando ya se ha hecho vieja. Unos hechos atropellan y desplazan a otros en un abrir y cerrar de ojos. Un día el mundo es un lugar mejor con la movilización feminista, y sin transición, pasamos a lo más siniestro.

Mientras tanto en Torrevieja, casi sin darte cuenta, se van configurando espacios que terminas por verlos como si siempre hubieran existido de la misma forma. Me fijaba el otro día en cómo han proliferado últimamente las autocaravanas. Parece que se ha puesto de moda el andar con la casa a cuestas y parece muy gratificante la idea.

Podríamos por ejemplo, haber elegido desde qué lugar ver salir el sol el primer día de primavera. Luego, tranquilamente, abrir la puerta de tu casa móvil y todo el día por delante.

Eso es lo que hacen no docenas sino ya cientos de turistas en el término municipal de Torrevieja. Antes, discretamente en algunos puntos de la calas; y, ahora, ocupando el dominio público en muchas de ellas, en el Molino del Agua o en cualquier otro sitio donde estén tranquilos. Aunque algunos vecinos ya comienzan a quejarse de que ocupan aparcamiento, como la zona de la avenida de Soria, por ejemplo.

El boca a boca y las redes sociales han convertido el litoral sin vigilancia de Torrevieja -para otras cosas Costas sí que está muy al tanto el escaso personal destinado aquí, pero de eso ya hablaremos- en el medio oeste para el caravaning. Y menos mal que es un turismo de lo más educado, ambientalista y centroeuropeo (alemanes, daneses, holandeses, franceses, belgas y británicos).

No parece que el Ayuntamiento esté muy ágil a la hora de plantear lugares específicos públicos (eso es improbable) o privados de aparcamiento adaptado a esta demanda, como ya piden Sueña Torrevieja y Ciudadanos, con servicios mínimos, pero que nunca brindarán vistas al mar.

Ahora ya, no hay remedio por las fechas, nos vemos abocados a la vorágine turística. Quién iba a decirnos que siempre ansiosos por conseguir un turismo sostenible se iba a plantear alguna vez racionalizarlo hasta el punto de decir que aquí nos sobra gente. Y que surjan conatos de rechazo, que no odio, hacia el forastero. Más bien personas que vacacionan sin demasiados recursos económicos.

Tenemos lo que tenemos. Y en lugar de quejarnos tanto podríamos calentarnos la cabeza? Según he oído decir, por ahí van a ir los tiros. Un plan estratégico de turismo -no sé si ese es el nombre ? que está elaborando la Universidad de Alicante para analizar la «cosa». Para saber dónde se quiere ir lo primero que tenemos que hacer es saber dónde estamos. Llevamos más de 35 años diciendo que «estonotienearreglo» o «estonotieneremedio» y aquí seguimos.

Parece como si estuviéramos esperando a abrir la ventana una mañana y que así, de repente, nos haya llegado la primavera.