Nos ha dejado Manolo Pamies. Así, sin avisar, con esa discreción que le caracterizaba. Y yo me he quedado sin maestro. Yo y unos cuantos muchos de los que con más o menos acierto intentan ejercer el oficio de escribir su opinión o de informar. Para todos, Manolo era un referente. Esa capacidad y acierto para llegar a la clave de la noticia y esa honestidad para contar las cosas tal y como son, sin casarse con nadie (y mucho menos con el poder) era una de sus virtudes. Por eso era tan respetado y tan envidiado por muchos y, a veces, tan perseguido por algún que otro poderoso que no soportaba que alguien cuestionara su proceder. Pero el Pamies era así. Por eso era nuestro ejemplo a imitar.

Conocí a Manolo cuando apenas éramos unos chicones. A los dos y a otra buena amiga, también joven, que se nos fue también hace muchos años, Josefina Quereda, nos llamaron desde el "Vista Alegre" en una de las épocas en las que el semanario entraba en crisis. "Necesitamos savia nueva", fue la justificación que nos dieron para reclamar nuestra colaboración. Y los tres nos prestamos y comenzamos a escribir nuestros articulicos. Pero estábamos en el cambio de los sesenta a los setenta y las opiniones de aquellos jóvenes a algunos (siempre los del poder) les parecían algo más que tenues soflamas que intentan avivar un poco al personal. Y pasó lo que tenía que pasar: uno tras otro nos fuimos los tres y dejamos de colaborar en nuestro viejo semanario.

Fue en esa época, y después, cuando yo decidí ser como Manolo en esto de escribir en los periódicos. Era -insisto- el ejemplo a seguir. Tras muchos años consiguiendo que todas las mañanas, muy temprano, fuéramos corriendo al quiosco para buscar el INFORMACIÓN y leer la crónica del Pamies, tuvo fácil el relevo y pasó los trastos de la información a su David (otro Pamies). Pero de tarde en tarde continuaba congregándonos en torno a su "A sotavento".

-"Me gustan las calles. Los espacios abiertos. El contacto con las personas. Al acercarme de vez en cuando a cualquier acto celebrado al aire libre lo saboreo, lo disfruto"- decía hace unos años en uno de sus comentarios.

Manolo, maestro, que sepas que vamos a ser muchos los amigos que cuando salgamos a la calle te echaremos de menos. Descansa en paz. Te lo has ganado con tu honestidad.