Veo un Mopi con esta leyenda y a pesar de su loable propósito me deja este titular un sabor a nota baja, bajísima.

No es para tanto, aunque nos empeñemos en no apoyarlas esta es una ciudad con importantes iniciativas y con empresas emprendedoras, bien pensadas. Tenemos patrimonio y creatividad y la gran suerte de ser uno de los lugares con mejor clima del mundo. Acabo de leer a Carlos Pastor, catedrático de física aplicada de universidad, hablando sobre esto y parece ser que solo Viña del Mar en Chile puede ser comparada con nuestra terreta en esto del clima.

Nuestro aliado es nuestra frontera, el mar que nos une y separa con todos los países de ese edén que es el Mediterráneo. Las miserias cotidianas no nos dejan crecer ni creer en nosotros mismos. Cada vez son más las empresas que afincadas aquí tienen que vender fuera y desarrollar una labor que solo ciudades como Madrid pueden absorber. Poner el foco, por tanto, en la innovación empresarial, en la formación avanzada de profesionales capaces, la actualización de los estudios superiores, el fomento para aprender trabajando son las mejores palancas para el empleo y el trabajo para jóvenes y desempleados. Con nuestra provincia tenemos un gran potencial para esa formación, esa innovación. Es lo más positivo que está en nuestra mano para mejorar nuestro entorno.

Muchos empresarios cuentan que montaron empresas para sus hijos, que ahora no quieren continuar. Craso error ya que les obliga a morir con las botas puestas. No hay jubilación para los autónomos.

Si somos el mejor lugar del mundo, si tenemos ideas, si somos emprendedores, si queremos vivir aquí, si estamos bien comunicados y somos capaces ¿qué nos falta?

A veces pienso que somos un grupo sectario que quiere mantener su secreto bien guardado para que no se masifique. Para conseguirlo ponemos camareros que asaltan al transeúnte para dar mala imagen, elegimos representantes que permiten veladores cutres y retiran los bonitos, permitimos edificios horripilantes cuando tiramos uno histórico, cuidamos nuestra imagen lo mínimo, ocultamos lo bueno simplemente no promocionándolo, intentamos poner gente malhumorada en lugares de atención al público, permitimos motos a escape libre y no se nos ocurre organizar ningún evento sin pasarnos tres pueblos en los decibelios. Si es ésta la estrategia, la llevamos a cabo a la perfección.

Deberíamos señalar con nombres y apellidos estas cosas, impedir y denunciar estas lacras para una ciudad. Acabo con un consejo para empresas e instituciones: cuiden con sumo cuidado quién atiende en su recepción, qué mensaje da su contestador automático, como huele su entrada o sus empleados, estos impactos son muy importantes para la imagen y, cierta y tristemente, inolvidables.