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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Disculpen si les molesta  

Una persona cercana, treintañera por más señas, salió con un compa del curro y, al plantear dejarlo, el otro se puso farruco por decirlo suave. La incomodó dentro, la persiguió fuera y la inundó a mensajes. Ella fue a ver al jefe, le trasladó la situación que venía sufriendo y, puesto que iban a realizarse reformas en el local, le pidió que la pusiera lo más alejada posible y, en efecto, se lo colocó enfrente. Tras constatar que la empresa ?de nuevas tecnologías; modernilla, vamos, pásmense? amparaba al acosador y recibir una oferta, puso tierra de por medio. Hace poco se celebró el juicio y, como el galán dejó rastro, fue condenado a apoquinar los días que la chavala estuvo de baja por tratamiento psicológico, a realizar trabajos para la comunidad y a estar la tira sin acercarse. La empresa, que se ha desentendido, firmó mientras tanto su plan de igualdad y ha dado a conocer la «guía de lenguaje no sexista» dentro de lo que denomina «espacio laboral saludable». ¿¡Qué me dicen!? La tenista Gala León, que anduviese al frente de la Davis, también dejó su lugar de residencia y se vino al Mediterráneo: «La certeza era que a Madrid no volvía. La experiencia al frente del equipo me vino bien para acometer después un cambio de vida. Aunque asumí la capitanía como un reto, fueron diez meses duros». Quizá porque hubo integrantes a sus órdenes que ni le cogieron el teléfono y porque, en pleno cuestionamiento de mandato, Rafa Nadal apuntó: «Las cosas se desarrollan como se desarrollan. En el deporte tiene que estar gente que entienda. Es como si me pones a mí de director de hospital», a lo que el tito, para centrar el asunto, sentenció: «Lo lógico es que el capitán hubiese sido un hombre». Ambos se disculparon una vez cometida la sangría. Los medios, ni eso, pese a que el tratamiento informativo, ya me contarán. Ríanse del techo de cristal: un muro de hormigón para salvaguardar a los instigadores. Y seguro que este mero recordatorio de las sombras que adornan a Rafa incomodará a gran parte de la afición. Pues nada: enhorabuena, campeón.

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