Desde AMFAR Alicante, portavoz de la Mujer Rural en la provincia de Alicante, consideramos que hasta que no alcancemos un 50% en el reconocimiento de nuestro colectivo en la igualdad de oportunidades y el empoderamiento de la sociedad civil, el empleo y la gestión empresarial y política, todas debemos permanecer unidas para defender nuestra vital importancia. Independientemente de nuestras condiciones étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, desde nuestra asociación estamos trabajando para conseguir que estos objetivos lleguen allí donde menos se están alcanzando, justo en nuestro ámbito, en los campos, huertas y pueblos rurales, tal y como, por ejemplo, reconoce el propio Ministerio de Agricultura.

Estamos viviendo un cambio muy importante. Los primeros pasos hacia el reconocimiento que la Mujer posee empezaron a darse en 1975. A nivel internacional, adquiere mucha importancia la muerte de 146 trabajadoras en el incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Trataron de escapar del edificio en llamas pero los propietarios habían sellado puertas y escaleras. Pidieron auxilio, pero nadie las socorrió. Si hubieran sido tratadas de manera igualitaria, con las condiciones que, por ejemplo, sí se cumplían para los propietarios de la nave, probablemente la tragedia se hubiera evitado. El hecho conmocionó a la sociedad y las mujeres empezaron a unirse para exigir sus derechos.

En ese mismo año, en nuestro continente y, en concreto, en Islandia, tuvo lugar la primera manifestación feminista. En nuestro país, también empezaban a producirse cambios importantes. Por primera vez, la ley que había reprimido a las mujeres y anulado incluso su capacidad de obrar y contratar al no tener reconocidos los «presupuestos de la capacidad», empezaba a cambiarse. También se recogían las primeras premisas para que el Código Civil dejara de ordenar la obediencia de la mujer al hombre. Las cosas no podían seguir como estaban. Debíamos obtener justicia, unos derechos y condiciones que muchas de las integrantes de la asociación vemos como siguen pasando inadmisiblemente poco advertidos en el ámbito rural. Los motivos son diversos. La población está más diseminada, no existe el mismo acceso a las nuevas tecnologías, la cobertura, la información? que en las urbes. Vemos, por ejemplo, como la titularidad de las tierras donde plantamos sigue en manos de los hombres. Aunque parezca mentira y aunque seamos la mitad de las empresas familiares agrarias, este hecho impide que podamos realizar muchos actos.

Un tema que preocupa y mucho en AMFAR Alicante es el de la violencia de género, que según establecen encuestas de todo tipo también se silencian más en los municipios y partidas rurales, lugares en los que además se desconocen los puntos de apoyo con los que cuentan las víctimas y las herramientas de las que disponemos para terminar con esta horrorosa lacra. Por supuesto, desde la asociación continuaremos organizando charlas y talleres con técnicos especializados y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que podamos prevenir y evitar que se produzcan más injustas tragedias. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie, nadie tiene derecho a agredir y tampoco a difamar, degradar su imagen y autoestima. Contamos con el apoyo institucional, del derecho e, incluso, la Unión Europea para corregir estas terribles disfunciones. Las leyes nos amparan, pero urge aplicarlas y desarrollarlas. La falta de valores no puede llevarnos a ningún sitio bueno y de hecho, tiene un recorrido corto. Las consecuencias penales quedan recogidas por hechos muy diversos. Se pretende, principalmente, proteger a las víctimas, pero también hay que continuar concienciando y trabajando para que no se incumplan los derechos y para que, como reza la actual campaña, nunca nos posicionemos al lado del agresor.

Desde AMFAR Alicante siempre defendemos que nosotras debemos permanecer unidas, fuertes. Si te lo propones, puedes y que no te rechacen sin causas objetivas. Estos son principios básicos de la no discriminación. Plantéate retos y trabaja por conseguirlos siempre manteniendo el respeto, claro. No pretendemos ser más, ni menos, sino simplemente que haya igualdad de condiciones. La actitud de empeño y positiva nos hará más fuertes a nosotras mismas y podremos conseguir el trato y reconocimiento que merecemos. Hemos avanzado, pero está claro que necesitamos continuar adelante y de ahí que sea tan importante que los medios de comunicación, universidades, administraciones públicas y otras entidades privadas, recuerden y realicen actos para que las mujeres adquieran la visibilidad, el respeto, protagonismo y empoderamiento que merecen. Entre todos, sí se puede. Con optimismo, seguiremos trabajando siempre por conseguir una sociedad más justa y equitativa. No se trata de ser rivales, sino compañeros. Por decirlo de otra manera, no suelo decir «No a la guerra», me gusta más «Sí a la paz, a la igualdad, el respeto, la dignidad», aunque parezca que la confrontación últimamente también esté más de moda.