«Influencer»: Dícese de la persona que cuenta con credibilidad sobre un tema concreto». ¡La hemos «jodío», Mei!. Pues no que Marta, la hija de Pepe Luí, el justicia mayor «vegabajero», dice que su padre y yo nos vamos a convertir en «influencers». ¡No me creo nada!. Yo, por lo menos, ¡bastante tengo con lo mío, que no es poco!, como para, «ensima», creer que puedo influir en la gente o crear opinión. ¡Sería de ser más tonto que Pichote, porque ni tengo preparación para convertirme en un gurú, como otros que van por la vida dejando perlas a cada paso que dan, haciendo que, por ejemplo, suba el pan cada vez que abren la boca, ni ganas de ser referente de nada ni de nadie. ¡Nada más lejos de la realidad!. Para nada me tengo por una de esas «gentes» que piensan estar en posesión de la verdad absoluta y que, consecuentemente, crean escuela. ¡Aparta de mi ése cáliz!. ¡Ni «influencer», ni «youtuber», ni leches; soy un tío muy normal y, creo -aunque todo es opinable, evidentemente-, más sencillo que el mecanismo de un botijo!. ¡Qué cosas tienen los «sagales» de ahora!

¿Queréis saber quién es un «influencer» de Primera División/de marca mayor?. Pues mirad, un «influencer», por ejemplo, puede ser ese concejal del PP de Benejúzar, Vicente C., que obligó a su alcalde, del mismo partido, Antonio Bernabé, a pedir perdón, porque «su muchacho» tuvo la «ocurrensia» de presentarse a las elecciones «mintiendo» a sus convecinos, ya que, como tarjeta de presentación, dijo ser abogado (por lo que fue denunciado en el Colegio de Abogados de Orihuela), asesor jurídico y máster en no sé qué. ¡Y no lo digo yo, sino que hay pruebas -incluidos un par de vídeos- de la falacia y de la «bajada de pantalones» del alcalde, aunque, como canta Joaquín Sabina, «¡lo niego todo, aunque sea verdad!». ¡Realmente este chico es un mentiroso compulsivo, a la par que «influencer», ya que su jefe de filas, en vez de cesarle y obligarle a marcharse al grupo de los «no adscritos», le premia manteniéndole en el «puestesico» cobrando una pasta (1.500 euros, me cuentan), por mentir, lo que viene a decirnos que, una de dos, o Bernabé está seriamente «influenciado» por éste o que éste, ¡vaya usted a saber!, lo tiene cogido por los «colindrones/webs» y no le deja cantearse, no vaya a ser que el zagal «tire de la manta» y se le vean las vergüenzas/culo a alguien. ¡Qué mal «pensao» soy!, aunque ya se sabe que «piensa mal y acertarás». ¡Se deberán favores y la cosa está en que este ha pasado la factura a Bernabé para que éste, con la pasta del pueblo, «pague» sus «despistes/delirios»!. A lo mejor es un buen chico -¡digo!- y sólo tuvo un lapsus de esos que sientan cátedra y que se estudian en las universidades más reputadas de, por ejemplo, United Kingdom, léase Oxford o Cambridge, o EE UU, como en la que estudia mi sobrina Marina. ¡Vaya usted a saber, señor marqués!. ¡Miguel, mira a ver tú, que llevas gafas, y «pa» eso es tu pueblo; luego, si eso, nos lo cuentas!.

¿Queréis conocer a otro «influencer»?. ¡César Sánchez!. Si, el presidente de la Diputación, «institusión» que alguien definió/bautizó como «ayuntamiento de ayuntamientos» -¡me gusta la definición!-, aunque creo que quien lo dijo se equivocó porque más bien es el rancho tejano de «angunos». Mirad, si fuese «consistorio de consistorios» no se discriminaría a nadie por su color -¡me gustan las pastillas verdes, rojas y amarillas!-. Soy de los que piensa que los «siudadanos» -nada que ver con Alberto Rivera- no tienen la culpa de que sus gobernantes, como el caso del párrafo anterior, dejen mucho que desear. «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos y aplicar soluciones equivocadas» ( Groucho Marx). Sin embargo, esto, discriminar a unos -los del banco de enfrente- para beneficiar a otros -los míos-, es una práctica habitual que sólo sirve para que paguen justos por pecadores, pero eso no es ni más ni menos que lo que hace otro «gran influencer», Quino I de Morella, «señor de las tierras del sur», que jode/fastidia/chincha a los alicantinos por el mero hecho de que la «Dipu» no es del mismo color que el «Govern valensiá». Esto no es nuevo, porque otro «sosiolisto», Juan Lerma, «se cargó» la Vega Baja cuando dijo aquello de que «la Comunitat Valençiana va desde Vinaròs a Guardamar», olvidándose de Torrevieja, Pilar de la Horadada, Orihuela, Dolores, Benejúzar, Almoradí, Cox o Callosa, entre otras poblaciones que se merecen todo el respeto y consideración. ¿Sería porque no hablamos valenciano?. ¿Por qué cito a César Sánchez?. Pues, porque me dio vergüenza leer -literal- «otros cinco pueblos de la provincia de Alicante, con alcaldes de izquierdas, se han quedado fuera del Plan Provincial de Cooperación a las Obras y Servicios Municipales», entre ellos Callosa de Segura, con «regidor rojo», «sosiata» por más señas, Fran Maciá. Menos mal que Sánchez, para que no se le viera demasiado el plumero, ha reculado y aquí no ha «pasao na», aunque la primera intención es la que vale y «le pilló el carrito del helao». ¡Otra vez las dos Españas de las que hablaba Machado!. ¡La cagaste Burt Lancaster!. ¿Y tú me llamas influencer?; ¡influencer eres tú, «cuñao»!.