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José Emilio Munera

Opinión 

J. E. Munera

El mundial no distrae a Leo

Hace cuatro años el título voló para el Calderón, pero el Atlético se vio ayer muy superado en el Camp Nou y estuvo varios cuerpos por debajo de los azulgranas

Apenas tres días ha durado la sensación de que había Liga. Aferrado a un gran trabajo colectivo, el gran momento de Rakitic y la clase infinita de Messi, el Barça zanjó ayer el debate y dio un paso casi definitivo hacia su 25º título de Liga. Éste también es año de Mundial, pero el crack» argentino no se permite antiguas distracciones, ni quiere que se repita la historia de 2014 cuando Leo estaba más pendiente de la cita de Argentina en Brasil que del campeonato doméstico.

Hace cuatro años el título voló para el Calderón, pero el Atlético se vio ayer muy superado en el Camp Nou y estuvo varios cuerpos por debajo de los azulgranas. Sobre todo en la primera parte, en la que la presión y el ritmo alto del Barça sometió a los de Simeone hasta encerrarlos en su área.

La vuelta de Rakitic, Piqué y Jordi Alba reactivó al líder, que tuvo el dominio, la posesión y las oportunidades, apenas sufrió en defensa y supo reponerse con entereza a la lesión de Iniesta y a las posteriores molestias físicas de Piqué en su rodilla.

Apostó Valverde por Coutinho en lugar de su compatriota Paulinho para tener más el balón, pero el principal artífice de la victoria fue el de siempre: la Pulga. Se aprovechó Messi de una innecesaria falta de Thomas Partey al borde del área para clavarla en la escuadra de Oblak, el mejor hombre del Atlético ayer.

Ya no necesita intervenir tanto el «10» blaugrana para decidir los partidos. Ha cambiado su anterior omnipresencia para aparecer ahora en el momento justo de liquidar la contienda. Con una falta, con un pase delicioso, con varios regates eléctricos... Su repertorio es inagotable.

Lo intentó el Atlético tras el descanso. Simeone fue valiente con los cambios y adelantó líneas, pero apenas inquietaron a Ter Stegen y Griezmann y Diego Costa no tuvieron peso. Messi ya había dictado su sentencia: quiere la Liga. Y quiere el Mundial.

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